jueves, 2 de abril de 2009

Juako Malavirgen en el teatro del mercado: Breve reseña para un gran concierto.

Un buen acontecimiento que no nos podíamos perder.
La anécdota extraña de la noche fué que se inició la actuación con la más estricta puntualidad.
Abrió fuego aquel que delata el tener como tío a un cornudo. Buen repertorio y metiéndose al público en el bolsillo; como siempre.
Tocó poco rato y llegué a echar en falta temas como "Últimamente follo menos que los Roper", o la pegadiza canción del verano que tiene. Canciones que ya son todo un clásico en las noches verbeneras de esta ciudad.
Pero claro, el rollito del concierto era más bien el de no eclipsar el verdadero momento estelar de la noche, que era la presentación en sociedad (cuestionable éste punto) de Juako Malavirgen muy bien acompañado. Con unos músicos del copón puliendo sabiamente todas las canciones.
Porque si ya te puede gustar cómo lo hace en solitario nuestro peludo amigo, con una banda así alrededor suyo es la hostia.
La primera canción que abordaron, salvando las distancias, me hizo recordar incluso a Mago de Oz. Digo salvando las distancias no ya por la calidad musical de unos u otros, sino quizá porque en los directos de Mago de Oz comúnmente se hace uso de un buen espectáculo de pirotecnia y en el jodido teatro de ayer ni siquiera se podía fumar...
Que eso lo puedo llegar a entender, pero que no dejaran tampoco comer nada del arsenal de frutos secos que habíamos comprado y que no hubiese barra, ni pasara el típico mozo ofreciendo bebidas entre los presentes... ¿A dónde vamos a llegar? Seguro que hay noches de ópera en el Bregenz Festival que incitan más al vicio.
Comentaba el paralelismo con Mago de Oz también por el sonido casi bucólico de una flauta tocada armoniósamente por un cántabro convocado para la ocasión. Sonaba espectacular sobre la base rockera que llevaba el grupo en aquel inicio.
Justo antes de que saliera Juako a cantar la canción y nos devolviera la conciencia repentinamente y abandonásemos todo aire fresco de semejante momento pastoril.
No recuerdo el nombre del cántabro en cuestión. Pero actúa mañana en el Sebastian Bar y habrá que ir a verlo.
El tío llegó a salir tocando una gaita mientras Juako cambiaba su ropa para obsequiarnos en el escenario con otra nueva representación de personaje.
Desconozco si gallega, aragonesa o escocesa (no hablo de la vestimenta de Juako sino de gaitas). O si en Cantabria también tienen propias, para mayor gloria de mi ignorancia.
Un directo que rezumaba muy buen rollo entre músicos. Allí fueron desfilando y colaborando el de las flautas y gaitas, el Sobrino, Mariano Bartolomé también...
Acompañados de un buen bateria, y al bajo y guitarra; Nacho Margelí y Álex Comín.
Tremendos.
Particularmente, admiro a Nacho como guitarrista, me parece muy creativo y nunca exento de imaginación.
Buen concierto el que nos brindaron. Particularmente también, a mi se me antojaba cómo si aquella sociedad que se presentaba anoche llevaran ya multitud de bolos juntos en el escenario.
Se hicieron cortas las dos horas y pico, la verdad.
Y ello añadido a la precaria situación del no poder echar humo, ni beber , ni comer.
Joder, si es que parecíamos Gremlins. Y aún no nos habían dado ni las jodidas 12 horas de la noche...
Y teníamos una guardia de seguridad muy cerca y presente al más puro estilo señorita Rottenmeier, todo sea dicho de paso.
Memorable la despedida y cierre, con todos los participantes en el escenario homenajeando a los Monthy Python..."Busca en la vida el lado bueno que hay"...
En resumen, aunque viendo la longitud del texto ya no sea tanto; dejó un buen sabor de boca.
La actuación y dicho abstractamente, claro. Porque mientras duró, nada pudímos tomar para que la misma apreciación tuvieran nuestras propias papilas gustativas...
Aporto una canción de Belleville dúo (Nacho Margelí y Álex Comín).
Me suena mucho el garito donde está grabado. Y no porqué aparezca Juako en el cuadro que se vé de fondo...

2 comentarios:

  1. Anda que tú también... ir a un teatro con cacahuetes!

    El próximo con banda prometo montarlo en algún sitio con barra.

    Gracias por la crónica, Gran jefe!

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  2. Fué un placer.

    Por otro lado mejor que no hubiera barra porque asi conté las cosas tal y cómo las ví. Sin la influencia etílica propia de otras ocasiones, jeje.

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