domingo, 28 de abril de 2013

El misterio Sangüesa desvelado.

Gracias a nuestro incansable colaborador Brazos en alto, por fin podemos esclarecer una de las mayores incógnitas de la humanidad maña, el misterio de la calle Matilde Sangüesa.
No consulten otras fuentes ni busquen más información en la red, porque sencillamente no la hay. Ni en Wikipedia, ni en la Enciclopedia Aragonesa, ni en las preguntas chorras del Yahoo, ni en forocoches.com... En primicia, y desde Jinete del Viento para el resto del mundo, ofrezco a continuación un testimonio único y privilegiado, merced a nuestro camarada buitako que se tomó la molestia de escribir al ayuntamiento para dilucidar quien era este personaje tan misterioso.
Desde aquí, administraremos sabias dosis de justicia sobre la espesa capa que a veces cubre el glorioso mundo de los anonimatos.
Sin más dilación, acompaño la contestación del ayuntamiento zaragozano:

 
Estimado Sr.:
En relación con su solicitud de información sobre la calle Matilde Sangüesa Castañosa, le comunico que esta denominación fue aprobada por el Pleno del Ayuntamiento de Zaragoza, con fecha 31-10-1997. Esta señora fue maestra y tuvo en esta calle una escuela privada. Sus antiguos alumnos solicitaron este homenaje.
Reciba un saludo,
Servicio de Patrimonio e Historia Cultural


Escueto, preciso, pero igualmente exclusivo y, desde hoy para el futuro, en las infinitas redes de Internet.
Tenía que llegar el día que alguien sacara de las brumas del olvido a Matilde Sangüesa. Es una obligación moral hacia una persona que si decidieron en consenso dedicarle una calle, está claro que sus méritos haría.
Me pregunto si en la placa figurará en pequeñito y entre paréntesis su condición de maestra, la próxima vez que pase por allí tendré que fijarme...
Si recibo más información o detalles sobre el personaje, no duden que ampliaría la primicia.
Era algo ya personal. Me acordaba del título de aquella película, "El inglés que subió una colina pero bajó una montaña" y me venía a la cabeza un nombre similar, "La mujer que figuraba en una calle pero que ni Dios sabía algo acerca de ella".
Va por usted, señorita Matilde.

viernes, 12 de abril de 2013

Bar Summum.

La última reunión gastronómica buitaka fue en el Bar Summum, pero antes de relatar nuestras andanzas me van a permitir que proponga un pequeño concurso que tiene que ver con la ubicación del garito, en la zaragozana calle de Matilde Sangüesa Castañosa, número 3.
Mi gratitud eterna a quien me desvele el enigma de qué coño hizo esa mujer para que le dedicaran una calle, porque no hay manera; no hay forma humana de descubrir de dónde viene ese nombre, a menos a priori y tras perder cinco minutos en Google con búsquedas infructuosas. Por Sangüesa sólo me aparece la propia calle de marras o el municipio y comarca que pertenecen a Navarra. No me rindo e insisto: "Matilde Sangüesa quién era", pero Google se ríe de mi y sigue en su labor de dirigirme a la puta calle o a tierras forales. La cosa aún se desmadra más cuando a partir de la tercera página sólo encuentro titulares: "Detenidos dos jóvenes por atraco en Matilde Sangüesa", "Quema de contenedores en Matilde Sangüesa". Pruebo a escribir el nombre en el buscador de imágenes, para ver si podemos echarle la culpa a algún rostro misterioso. Nada, tampoco se tratará entonces de una ilustre jotera fallecida hace poco tiempo...
Realizo otra pesquisa más metódica; si las calles cercanas tienen nombres geográficos de comarcas aragonesas como Sierra de Gúdar, Valle de Zuriza o Bielsa, ¿Qué relación puedo hallar en ello? ¿Ese nombre propio pertenece en realidad al de un pueblo caprichoso y diminuto, tan insignificante que en lugar de aparecer en mapas, sólo se le menciona en placas? Se me antoja poco probable.
Todavía me quedaba Wikipedia, que me aporta datos nuevos en el apartado desambiguación: Sangüesa, o frambueso, árbol de las rosáceas de fruto comestible. Desesperante. Empiezo a creer que si busco el nombre en las páginas amarillas es más fácil que coincida con un ser vivo. A ver si éste va a ser otro caso como uno que en su día conté en el blog, de un madrileño en una noche de juerga que puso una placa con su nombre a una calle muy pequeña y de escasa importancia, hasta que pasó el tiempo y se confeccionaron incluso planos con esa nueva denominación. Doña Matilde, si todo esto es obra de una trastada, usted lo que se merece es una plaza con su estatua en oro. Pero me da a mi que no va a ser así.
"El expediente Sangüesa", qué gran nombre para una intriga policiaca...
Agradeceré cualquier pista que me faciliten sobre la Matilde. Gracias.
Bien. Nueva cena buitaka y con la dinámica habitual, ni fue el primer martes del mes, ni se escribe la crónica en los dos días siguientes. Tampoco era una cena al uso porque eso también ha variado circunstancialmente, ahora nos hemos propuesto hacer una "ronda" de hamburgueserías. No sabría decir en que momento crítico de borrachera y de quién partió esa idea, pero así lo decidímos.
Llama Eterna como Hamburguesero de Ceremonias escogió el Summum, un garito conocido por todos nosotros. No en vano hará unos tres años que fue amonestado severamente por la tribu al organizar allí un festín de cumpleaños y declarar "Esto sirve y anula la cena buitaka"... Tras exponer nuestras amplias quejas en servilletas de bar y firmar abajo todos los perjudicados, y cuestionarnos si mandarlo a galeras o darle otra oportunidad, al final tuvo que deshacer el entuerto en una visita cómica-festiva que los buitakos hicimos después a tierras francesas. Y mereció la pena el castigo. Desde aquella ocasión en Nimes, cuando cenamos en un restaurante superpijo, que no he vuelto a probar una  fondue. Bueno, tampoco me han vuelto a tocar el piano mientras como, en honor a la verdad...
El Summum es un sitio ideal para organizar eventos, más allá de las pegas que en un momento dado te puedan sacar una manada de amigos desagradecidos. Está en una zona bastante tranquila y dispone de una terraza amplia en la calle de tan misterioso nombre. Una amplia carta donde elegir sándwiches, tostadas, bocadillos en chapata o hamburguesas, que de éstas últimas habría hasta siete modalidades distintas.
Momento de disculparme en el apartado fotográfico, cómo no. Se me disculpe el toque cubista en las instantáneas. En Mayo creo que renovaré mi contrato de permanencia y ya dispondré de un jodido teléfono que haga las fotos en condiciones...
Nuestro festín constó de:

-Huevos rotos con foie:
Si, ahí parecen espaguetis con ración extra de queso rallado.
Generoso en el foie. Y me gustaron especialmente las patatas, que todo hay que decirlo, son las que se hallaban abundantemente debajo de nuestro siguiente plato comunitario, las alitas de pollo:
Dada la calidad fotográfica puede parecer incluso un pollo entero, porque sólo se adivina algún muslillo sobresaliendo del resto de una masa compacta. Estaba muy bien, pero digamos que el 33% del contenido eran patatas, o sea, a unas 3 piezas de carne por persona = 9 patatas por comensal. La culpa era del diseño hondo del plato, que llevaba al engaño. Algo parecido a lo que hacía un tío mío cuando vendía carbón en remolques, que metía el carbón más bueno en una fina capa y en lo más alto... En un plato amplio y sin fondo considero que queda mejor servir estas piezas, porque luego hay gente que piensa que le estás haciendo un truco, aunque quede satisfecha con su contenido. Somos así de tontos.
Y como colofón, la misma hamburguesa para todos, la que normalmente llamamos súper:
Estaba buena, si. Pero sin llegar a la exquisitez. Era robusta, grasienta, como toda buena hamburguesa que se precie, pero es que éstas constituyen todo un mundo; hay veces que comes unas pequeñitas y te sorprenden su sabor,  y con otras te relames viendo sus proporciones y luego compruebas que no eran para tanto.
Correctas, en todo caso.

Con la servilleta morada parece una insignia en un traje de Semana Santa. Bueno, fue por esas fechas...
Estuvo bien, habiendo hecho esta cena a modo barrio, o de estar por casa.
Quedándonos al borde del empacho, mi impresión final sólo estuvo mermada porque elegí, al igual que el resto, cerveza para cenar. Vale que le vaya mejor a una cena de hamburguesas pero chico, una cena al fin y al cabo, sin vino...  En el próximo buitakomburguesa me pienso inclinar por regarlo con vino, pero de los baratos, que me tocará pagar a mi...
Espero que me chiven cuánto costó la cena y ponerlo por aquí, porque no tengo ni zorra.
Y lo más importante, que alguien me resuelva el misterio de Matilde Sangüesa, que estoy por hacerle un post especial en el blog.

martes, 9 de abril de 2013

La maldición de Bin Laden.

No es nada nuevo. Desde que el hombre es hombre, o al menos, desde que éste cree en dioses, la parafernalia de las profecías y el oscurantismo de sus intrínsecas maldiciones caminan por las mismas sendas.
Más mundanamente, podríamos mencionar viejas leyendas -siempre maquilladas para la ocasión- que han arrojado ríos de tinta, atiborrado cuentas de correo electrónico con desinformación, y que suelen saturar las redes sociales entre los perfiles de baja reputación.
 Hablo de las leyendas urbanas, pero cuando alcanzan su cenit y traspasan el propio mito.
Vale que casos como la maldición de Tutankamón sobre el equipo de Howard Carter, o las muertes que precedieron a la condena de la Orden del Temple y la muerte en la hoguera de su último Gran Maestre tengan su veracidad, o si acaso su casualidad más certera, por llamarlo de alguna manera, pero que a día de hoy se creen (a usar los 2 verbos posibles; creer o crear) conjeturas satánicas sobre historias tan dispares como "la maldición de Alf" o "la maldición de Hello Kitty", se pasa ya de castaño oscuro.
En estos mismos instantes no me costaría esfuerzo imaginar a un internauta avezado tejiendo una futura historia que compartir en la Blogosfera, "la maldición borbónica de los elefantes huérfanos de Botsuana". Todo comenzó hace poco más de un año; el Rey disfrutaba de una caza tranquila, hasta que hirió de muerte al ejemplar equivocado. En el Kalahari se escuchó entonces un barritar agonizante que daría lugar a la venganza más terrible que haya conocido una monarquía... El perdón por sus actos no bastó, y además de los daños físicos que el propio Rey experimentó en su cuerpo, una ola de escándalos sacudió a toda su familia... Corrupción, prevaricación, malversación... Hasta las herencias ya olvidadas en el tiempo salían ahora a la luz, y el pueblo presionaba para que les diera explicaciones. Ni siquiera mandar lejos a su yerno, a las áridas y lejanas tierras del desierto, parecía que fuera a calmar ese clamor social que comenzó con un disparo seco en la recóndita Botsuana...
Hombre, si consideramos todo un cúmulo de acontecimientos que se desatan cuando no se están haciendo del todo bien las cosas, ya no habría necesidad de por qué llamarla maldición. Sino es muy fácil crearlas. Yo me sé otra, "la maldición de Rajoy"; un día dijo todo lo que se proponía hacer si llegaba al poder, al Diablo no le debió de gustar nada que prometiera a tanta gente la recuperación futura del país y lo castigó, obligándole a que una vez en la cima hiciese todo lo contrario, y ni Dios sabe cómo puede terminar esto... Hay quienes aseguran que hasta está poseido por una especie de demonio alemán. Reenvíalo.
 Pero la maldición más actual, aparte de la que se nos puede oir cuando examinamos nuestra cuenta corriente, las políticas de los grandes partidos o el estado general de las cosas, es "la maldición de Bin Laden":
De los 25 hombres del Team 6 de los Navy Seals que formaron parte en la operación para acabar con el perturbado del turbante, hay noticias bastante catastróficas. Aseguran que 22 miembros de dicha fuerza de élite perdieron la vida tres meses después en un ataque al helicóptero en el que viajaban, aunque el gobierno de los USA califique de "improbable" que se tratara de los mismos hombres que estuvieron en la caza de Bin Laden. Uno de los que si se sabe con certeza que participó en aquello, murió recientemente en un choque fortuito con su paracaídas.
Hace un mes se dijo también que quien le pegó el tiro de gracia al saudí, dejó el ejército tras 16 años y no tenía ni seguro médico público ni sabía quién le pagará la pensión. ¿Será español éste buen hombre y también le habrá alcanzado la "maldición de Rajoy"? No hay duda de que nos faltan muchos datos, y hay cantidad de cabos sueltos, incluso cabos sueltos que abandonan la vida militar y se preguntan si tendrán pensión. Pero es otra candidata a historia maldita, a machacarla una y otra vez con bases poco sólidas que cultiven la leyenda. Claro que es una suerte, aún podrían inventarse bulos menos demostrables; si es cierto que tras matarlo lo arrojaron al mar, podían probar a confeccionar una "maldición de los peces que se alimentaron de Bin Laden". Que sé yo, que contaran toda una sarta de apreciaciones tales como que desde entonces hay conocimiento de nuevas especies mutantes en la zona, sardinas varadas en las playas y rezando hacia La Meca, o tiburones con forma de AK-47.
Puestos a fomentar el mito de las maldiciones, abusemos todavía más de la fantasía.
Recuerden que Elvis no vive, lo maté yo.