domingo, 19 de abril de 2009

El regalo robado y el aprendiz de poeta


Cómo reflexión tonta y poco producente.

¿Existe algo peor que robar a alguien una agenda de publicidad de conocida marca de licores?

Sin lugar a dudas, si.

Peor es haberle echado el ojo antes, que desapareciera de tu vista, y que después otra persona te la regale...

Y sin que fuera persona especial alguna, ni quien obsequia, ni el titular, impregnarte de ese olor a nuevo,embadurnarte de líneas ni siquiera trazadas o imaginadas y aún asi, quererle hacer a esos escritos inexistentes, participe de tu perdón. Quizá tales extremos no debieran conocer piedad.

Quien asegura tamaña tontería, acaba de retirar la cinta que la cierra, para abrir su lomo de imitación de cuero y escribir en primera página;

Llegaste hasta el exhibicionismo de una pluma, como un otoño no declarado.
Entre el calor aparente e imposible que intentaban tus manos, unos dedos arriesgados dejaban pasar sus hojas...
Ante el inminente frío que desafiarían tus "no notas".

Si, estoy fatal. Con vistas de ir al psicólogo, pero sin consultarlo con la agenda.

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