lunes, 30 de marzo de 2009

Y a las 2 no serán las 3

Mentiría si dijera que a estas horas no me envuelve todavía cierta resaca.
Si lo del viernes significó un buen precalentamiento, llegando a casa tras la juerga sobre las 11.30 a.m. lo del sábado ya alcanzó límites de auténtica maratón.
Uno de aquellos dias raros que todos tenemos. Salí a echar una caña y me lié...
Celebraba el Richal Capazo el cumpleaños. Y no atisbaba ningún otro plan inmediato en la cabeza.
Unos tubicos en el Juan y luego ya veremos el discurrir de la noche.
Con esa premisa fuimos desfilando por los habituales garitos donde uno aún se siente a gusto; Z, Trukutrú... incluso "El Alambique de la sabina", donde acudí con la flor y nata de la camaradería del Sebastian Bar.
Recuerdo encontrarme allí con el Coco buitako y utilizar la expresión "si alguien se enterara de esto;ni tú ni yo hemos estado nunca aquí".
Y es que no es que se trate de un burdel o algo parecido, si no más bien peor. Dios, si es que ponen temas de la Raffaella Carrá !

Fué un sábado de bastantes encuentros, con muchas caras conocidas aunque de dudoso recuerdo, para variar.
Si algo de razón debe tener Don Enrique cuando me dice que soy un clásico de las noches zaragozanas.
Sin ir más lejos en el Trukutrú perdí perdón a una moza que debí empujar sin querer y mi sorpresa vino con su "no es nada, Elías".
Me asusté y todo. Menos mal que luego apareció por allí Lucho Buitako y me dijo que él me la había presentado otro dia.
Justo cuando ya empezaba a preguntarme a mi mismo si no existirian carteles con mi jeta anunciando en los bares las horas de cierre.
Allí estaba la susodicha con una amiga. Castillo, Lucho y su colega que regala amuletos también me acompañaban. Cuando quise darme cuenta había dejado a éstos últimos dentro del garito y yo me encontraba en la calle esperando un taxi para ir al barrio de La Magdalena.
Que cosas.
En un momento dado cierta persona me arrastró hacia aquella invitación. Y yo no queria en inicio. Manejaba la opción del bar colombiano en su contra, pero cuando me lo planteé más en serio ya era algo tarde y el taxi corria mucho.
Dos taxis. Ocho personas.
Contado así parece una peli de terror. Es que llevan unos precios últimamente que...
Al bar que decian de ir estaba cerrado. Pero los bares típicos de abuelo, no.
Lo que más molaba de la situación es que de los allí presentes nadie conocía a más de una persona.
Anduvimos por una serie de garitos, con buenas conversaciones y terminando barriles.
Yo recuerdo que apunté que aquello era lo más parecido a una teleserie americana, como "Friends" pero en su versión más alcohólica o algo similar.
Vaya postal.
En seguida me apodaron como "el Indio". Contábamos también entre otros con una moza que debía medir cerca de 2 metros, un punkie, un fumao, un enfarlopao que habia prometido aquella mañana despedirse del restaurante donde trabajaba y, el más entrañable de todos, al que bautizé como "Agag". Joer, que se parecía aún más que el propio Austin Powers.
Agag era un muchacho especial.
Previamente en el Trukutrú tuve una toma de contacto con él. Pasó al lado mio y me rozó levemente. Fué girarme y mirarme con cierto temor y replicar:
-Lo siento mucho. Perdona....yo...es que...lo siento es que soy pijo y bla bla...
Totalmente cierto.
Pero eso no fué ni el picoteo de lo que vendría después.
Vale que yo le sacara el mote agagiano. Nos reímos mucho con él. Hasta que alguno ya iba en plan a saco total y hubo que cortar un poquillo las gracias y reprochar el ensañamiento en los comentarios.
Aquel muchacho tenía serios problemas de autoestima. Intentar razonar con él era un ejercicio arriesgado :
- A ver. ¿Pero que problema tienes? ¿Tan poco te valoras? Que él se mete contigo, pues tú suéltale alguna más gorda. ¿Te asusta la cresta de éste? Que no tío. Nadie deberia asustarte de los que estamos en la mesa.
Y ante el comentario de alguien preguntando si alguno de los presentes le asustaba, me señalaba a mi el muy cabrón.
Un tio raro de cojones. Un primaveras en toda regla, pero de esos que se les acaba cogiendo cierto cariño.
Y desde luego que meterse con el más debil no pasa por ser más que una actividad de lo más profundamente idiota.
Nunca habia conocido a nadie que se dijera a si mismo "pijo" de semejantes formas.
A las dos mozas les causaba pavor."No, no,éste que no venga"...
Sabe Mañitú que si no hubiese venido las risas habrían sido la mitad.
En un ambiente de lo más dicharachero discurría el tiempo. Tubos, charla y otros bares.
Y aquí fué cuando yo me despisté con el tiempo. ¿Adelantaban el sábado sólo una hora?
Porque era domingo casi las 6 de la tarde y seguíamos allí.
Mi señor padre, en su sabiduría me envió un mensaje al móvil.
Coño, tan escueto era que me preocupó y todo y entonces llamé. Dije, "a ver si ha pasado algo raro". Fué cuando me di cuenta realmente de la hora que era y los motivos de su preocupación.
A dos meses vista de emanciparme digo yo; ¿quien será entonces el encargado de revisar los engranajes de mi atrofiado freno? Porque mayormente tiendo más bien al derrape sin talento...
Ahora comprendo también a mi santa madre cuando alberga alguna duda de si tomo drogas o no, porque me dice no es normal tantas horas seguidas de fiesta.
Pues no, no me drogo, pero hay que joderse cómo afectan a veces los cambios de hora. Y pensar que dicen que son para ahorrar energia...

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