jueves, 16 de agosto de 2012

Bandalucía: Cuatro en el Sur. Acto II.

El hambre en la Alhambra -Primera parte de la segunda parte de la trilogía "Cuatro en el Sur visitando tres lugares y perdiendo el norte por segundos".

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Todavía hay algo peor que llegar a las 9 de la mañana a un hotel y tener que abandonarlo antes de las 11: despertarte tras dormir esas 2 horas sintiendo los pulmones congelados y tu estómago como si tratara de digerir una buena ración de chinchetas. Termostatos de aire acondicionado que se ocultan en las habitaciones y desayunar ensaladilla rusa en cantidades industriales son una muy mala combinación. Lo primero habría tenido una solución sencilla; llamar a recepción y pedirles que lo apagaran, porque no había Dios que encontrara el dichoso mando. Aunque una opción válida era abrir la ventana y echarse a dormir sin perder más tiempo, pero esos putos aires hacían demasiado bien su trabajo... A las 11 de la mañana parece ser que alguien colocó los termostatos junto al interruptor de la mesilla, y entonces ya fueron completamente visibles. El problema ensaladilla lo subsanamos con una dosis de Almax, ese medicamento con nombre de jefe galo que tan buenos resultados da siempre.

La resaca y el sueño eran las dos nuevas contrariedades. 

Como zombies recorriendo una avenida llena de restaurantes vegetarianos, Bandalucía al completo a por el coche de alquiler que teníamos reservado. Próximo destino Granada. Por carreteras que resultaron ser auténticas lenguas de fuego:

La entrada a Granada no sé si estaba en obras o la habían atacado con morteros; todo eran zanjas y agujeros. Pájaro Guía indicaba con el GPS del móvil y Llama Eterna al volante se desquiciaba por momentos: Habla más alto...Instrucciones concisas, tío, que no me entero...¿queeé?
Perspectiva de vallas y vallas, vayas donde vayas. Tras pasar tres o cuatro veces por todas las calles que no se encontraban cerradas, al fin dimos con el objetivo y pudímos dar con la pensión.
Una pensión curiosa, cuando menos. Imaginen a cuatro buitakos con pocas horas de sueño, cuyo único interés es que les proporcionen las llaves de las habitaciones, dejar sus trastos y quizás, salir a tapear algo. Y lo que tienes es a una señorita que va muy justita con el ordenador, haciendo preguntas constantemente a sus compañeros para poder formalizar la reserva, y a otro guiri (allí todos lo eran) que, viendo que la gestión va a tardar más de lo comúnmente aceptado, se decide a enseñarte sobre un plano "cosas que ver en Granada", para finalizar con una fantástica erudición sobre la historia de tan enorme legado:
-Al-Ándalus, chicos...¿Sabeís? Tuvo mucho poder. Estuvo en casi toda España...Bueno, ¿vosotros eraís "zaragoneses" verdad? No, hasta allí ya no subió, pero mucho, mucho... Lo cierto es que no conozco mucho de Zaragoza; alguien me dijo que era la capital rapera... Había allí un castillo muy chulo, creo recordar...
Me dicen a mí que imparta una conferencia sobre "nuevos avances en la neurocirugía" y no sé si sale algo más disparatado.
Unos cuarenta minutos después, la señorita encontró la tecla y por fín dejamos nuestros equipajes a buen recaudo.
Brazos en Alto quería montar en taxi y olvidarse de pasear por tan bellas calles. Faltó poco. El tiempo que le dió al taxista de divisar a lo lejos a Azucena, que resultó ser la chica que le había llamado unos minutos antes. Situación surrealista la de bajarnos los cuatro del vehículo mientras el taxista se disculpaba. Yo dije que me lo iba a poner como estado de Facebook y todo: Azucena nos ha chuleado el taxi.
Mejor. Ahora ya no servían excusas para recorrer aquellas calles entre tapeo y tapeo.
Nos atrevímos a subir la Cuesta de Gomérez, que es una calle que particularmente me quedé con ganas de recorrer la vez anterior que estuve en esas tierras y que va directa a la Alhambra. Ahí quemamos bastante la resaca.
Instantánea de parte de Bandalucía posando para la Metal Hammer:
Instantánea del miembro faltante en la anterior y otros dos buscando algo en el suelo:
Alhambra, que bonita eres:


Me encanta la foto última: cuando el atardecer casi se bate en chaflán con la Alhambra...
Tapeo y más tapeo. El mejor plan si no cuentas con entrada para verla al completo.
Hay pocas ciudades que transmitan tanto embrujo en sus calles; lo que se debe estar perdiendo Azucena, que diría aquel...
Una característica importante de la ciudad es el espíritu afable de sus habitantes; recuerdo nada más llegar contar a mis camaradas buitakos la disposición voluntaria que recordaba de esta gente: te ven con un plano en la mano, y sin que tú preguntes a nadie, se acercan y se ofrecen para indicarte lo que haga falta. Puesto el ejemplo, no tardó en dirigirse a nosotros una dama en la calle, que nos vió señalando hacia una dirección, todo resacosos, y preguntó en un perfecto andaluz:
-¿Tan bucando paseo de los triste?
Saber que se trataba de un punto de interés de la ciudad nos costó bastante. Con la resaca que llevábamos encima, bien pudiéramos haberle contestado un "nosotros paseáremos como tristes, pero tú eres una hija de puta". Pero al repetir la pregunta por segunda vez y poder procesarla, entendimos que nos quería llevar al tal Paseo de los tristes, uno de los sitios emblemáticos de la ciudad.
-No se lo pierdan. E muy bonito. Se lo recomiendo y le gustará,ustede que son de fuera.
Será que tienen bien presente que viven del turismo, mezclado con el encanto genuino que tienen la gente del Sur. Pero hay que joderse que majos son.
Reuniendo todas las fotos de las tapitas que nos sacaron, llegamos a la conclusión de que hicímos más de doce paradas técnicas de acopio y recuperación... Es una verdadera pasada la oferta gastronómica granadina. No imaginaría allí una reunión buitaka todos los meses para quedar a cenar... En Granada la gente que no tiene hambre se tiene que quedar en casa. Porque como salgan a echarse unas cervezas acaban antes empachados que borrachos:
A las 12 de la noche nos fuímos a dormir, con el cuerpo en regla y el estómago feliz y agradecido...

Por la calle de la Amargura -Segunda parte de la segunda parte de la trilogía "Cuatro en el Sur visitando tres lugares y perdiendo el norte por segundos".

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A media mañana iniciamos viaje Granada-Málaga con un firme propósito: devolver el coche de alquiler antes de que nos empezaran a cobrar un segundo día. Tanto coche como plan fueron sobre ruedas. Poco después de las 12 de la mañana ya estábamos por la Calle de la Amargura. Que gran dirección.
Iba a ser nuestro cuartel general para aquellos tres días, una casa que ponían a nuestra disposición unos primos malagueños de Llama Eterna. Ya sabeís las dos máximas que no se deben olvidar nunca: en matemáticas, tener presentes los números primos; con Llama Eterna, tener presentes sus numerosos primos...
Perfecto Anfitrión -se verá más adelante lo apropiado del nombre- y su señora nos acomodaron en el piso. Siguiente paso; los que faltaban hasta la terraza más cercana. Y llegamos a punto para el desfile feriante:



No hacía un calor de inframundo como en Sevilla, pero tras unas cuantas cervezas decidímos ir a tapear a alguna tasca con aire acondicionado. Y nos pusimos bastante bien, siendo que la noche anterior en Granada se oyeron frases del tipo "mañana es que ni como después de esto. Vamos, ni de coña". Un descubrimiento grato para mí fue el vino blanco de Rueda, yo que siempre me he tirado por los tintos y a los primeros no les encontraba nunca el sabor...
En el fragor del tapeo, Brazos en Alto se ofreció a preparar un arroz para quince personas en la casa del Perfecto Anfitrión, que sería al día siguiente. Dicho y Hecho. Bandalucía al par de horas estaba haciendo la compra en un supermercado; ingredientes para aquella cena y productos de primera necesidad para la casa: cervezas, leche, café, melón y sandía.
Más tarde comprobamos que en la casa no había cafetera, pero el melón y la sandía son cojonudas para las resacas.
Tras pasar parte de tarde en nuestra nueva vivienda bebiendo voll damms, y haciendo funcionar el aire acondicionado con un palillo porque no teníamos el mando a distancia -un asunto peculiar el de Andalucía y sus aires-, nos dispusimos a seguir con aquella Feria que tanto desgaste y sacrificio conllevaba. Más cervecitas y tapeo.
Hasta bien entrada la noche anduvimos por los garitos del Centro. Sería por el carácter festivo de la ocasión, pero por allí pudimos constatar que existen bares extraños. En el que más dineros nos dejamos, que se suponía era un antro heavy, la música que sonaba habría resultado sosa en un especial de los 40 Principales...
No se pierdan la última entrega y los vagos recuerdos de quien escribe, porque a partir de ahí, a mí se me fue complicando bastante el asunto...

5 comentarios:

  1. Yo volvería a redactar la escena del taxi:

    Granada, tres de la tarde, España en alerta máxima por ola de calor, 46 grados centígrados.

    - "Vamos andando hasta un mirador que hay en lo alto de Granada para ver la Alhambra"- dijo uno.
    - "A estas horas no creo que sea buena idea andar a pleno sol"- protestó Brazos en alto.- "¿Qué tal si entramos a algún bar a tomar algo? ¿O pillamos un taxi?

    Triunfó la segunda opción.

    Hay que añadir que subimos al mirador ese por la tarde, cuando el sol ya había bajado... y nuestros sudores nos costó. Llegamos a subirlo a mediodía y alguno terminamos vomitando.

    Digo todo esto para no quedar como "el gilipollas que visita un casco histórico en taxi".

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    1. Perdón, triunfó la primera opción, la de tomar algo mientras bajaba el sol.

      Gracias por no añadir mis siete visitas a retretes granadinos. Todo un record patrocinado por Cruzcampo.

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    2. Es cierto que allá donde ibas dejabas huella, Brazos.

      Sobre el sistema de GPS que empleamos indicar lo siguiente... no puedo ir conduciendo por una ciudad que no conozco y está totalmente vallada por obras y calles cambiadas de sentido si Jinete del Viento va sentado de copiloto con la única preocupación de poner la música de su disco a toda ostia y mientras Pájaro Guía sentado detrás me va diciendo con voz tímida "cuando puedas hacia allá" ¡¡¡¡¡¡y me indica con las manos!!!!!!!
      Yo veía por el retrovisor al Pájaro hacer aspavientos con las manos mientras no paraba de bajar el volumen para que cuando me despistara el otro lo subiera de nuevo.

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  2. Bastante la que tendría tu estómago esas siete veces que te martirizó como para hacer más leña por aquí... Después de eso creo que han subido el precio de papel higiénico en Granada.
    Tendrían que sacar la voz de Pájaro Guía como aplicación de GPS por si tienes a alguien cerca en el coche que esté durmiendo y evites molestar.

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  3. Menos mal que al final encontré la solución. Le pasé el GPS a Jinete del viento y al estar ocupado dando indicaciones dejo de tocar la radio del coche.
    La verdad es que cuando empezaron las obras, el GPS siempre decía lo mismo, "Recalculando ruta". Hice lo que pude por adivinar el sentido de las calles, por suerte al final lleguemos a nuestro destino.

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