Hoy adjunto un microrrelato que presenté la semana pasada para "Relatos en cadena", un concurso que cada vez aumenta en seguidores y en el que participa gente muy preparada.
Se trata de comenzar con una frase obligada y no exceder tu aportación en más de 100 palabras.
En particular, pensé que el mío no era un mal relato, aunque si una historia que defendí a muerte y que fue lo primero que me vino a la cabeza, sin valorar otra vía posible. Es una pena ser tozudo hasta para escribir...
El encanto del microrrelato dicen que radica en la fuerza de lo que puedes dar a entender, en el mundillo que dejas asequible para la imaginación lectora (o algo así). Porque cuando eres un rollero contando historias, 100 palabras se malgastan sin darnos cuenta.
-----------------------------------------------------------
Se trata de comenzar con una frase obligada y no exceder tu aportación en más de 100 palabras.
En particular, pensé que el mío no era un mal relato, aunque si una historia que defendí a muerte y que fue lo primero que me vino a la cabeza, sin valorar otra vía posible. Es una pena ser tozudo hasta para escribir...
El encanto del microrrelato dicen que radica en la fuerza de lo que puedes dar a entender, en el mundillo que dejas asequible para la imaginación lectora (o algo así). Porque cuando eres un rollero contando historias, 100 palabras se malgastan sin darnos cuenta.
-----------------------------------------------------------
Rápido como las lavas
¡
La bala, en la sien!. -Gritaba mi compañero desde la ventana al arrojarme la chaqueta. Parecía ensangrentada. Instintivamente, saqué la pistola de su bolsillo interior y disparé contra el tipo que bajaba corriendo las escaleras.
Mi compañero, brocha en mano, contempló atónito la escena.
Maldita memoria; tres días de ausencia y no recordé que ayer comenzaríamos la reforma del salón. El letrero cercano de la lavandería “Arséne” completó mi desazón. Vale que no sea fácil la vida en París para dos rateros españoles, pero entregarme la prenda sin vaciar antes su contenido…
“Lávala en Arséne” - Una frase que sacude ahora mi cabeza.
¡
La bala, en la sien!. -Gritaba mi compañero desde la ventana al arrojarme la chaqueta. Parecía ensangrentada. Instintivamente, saqué la pistola de su bolsillo interior y disparé contra el tipo que bajaba corriendo las escaleras.Mi compañero, brocha en mano, contempló atónito la escena.
Maldita memoria; tres días de ausencia y no recordé que ayer comenzaríamos la reforma del salón. El letrero cercano de la lavandería “Arséne” completó mi desazón. Vale que no sea fácil la vida en París para dos rateros españoles, pero entregarme la prenda sin vaciar antes su contenido…
“Lávala en Arséne” - Una frase que sacude ahora mi cabeza.
Estás como las cabras!!
ResponderEliminarEh, pues a mí me ha gustado
ResponderEliminarMe ha molao
ResponderEliminarGracias, muchachos. Supongo que no es gran cosa, pero en 100 palabras contar con 2 castizos del hampa, con una tintorería bajo casa,una reforma a medias,un color poco definido,una pistola olvidada,un error de audición,la ciudad mayor de Francia y tener remordimientos para cuestionar todo el sistema que te contempla...puede tratarse de una mierda, pero no tenía otra elección....
ResponderEliminarEs verdad, yo creía en esa historia.Ojalá la hubiera creado otra persona para defenderla...(es broma)
Sólo te das cuenta que has escrito una chorrada cuando alguien te supera.