Sidrería El Trasgo

Última cena Buitaka.
Ayer mismo. Y sí, no he tardado prácticamente nada en hacer la crónica de tan ilustre evento...
Topo Indeciso como Maestro de ceremonias, y el resto del consejo de la tribu como alumnos aventajados.
Lugar escogido para nuestras apetencias culinarias; sidrería El Trasgo. No confundir con "El rincón del trasgo", que ese está situado bastante cerca de los ladrones del "24 Kilates" (publicidad gratuíta una vez más) y el que nos disponemos a tratar se sitúa
en la calle de Pamplona Escudero 28. Muy próximo a nuestro habitual centro de operaciones, el Juan Sebastian Bar. Con que allí mismo quedé previamente con Llama Eterna, por aquello de hacer un poco de ganica y algo de vacío a las cámaras cerveceras.
Que yo recuerde, la primera ocasión en que por no entrar el último al restaurante y así tener que pagar la ronda de tubos que antecede a la comida, se recurre a un frenético sprint final.
Gané yo. A estas alturas supongo que a Llama Eterna aún le dolerá el hombro del empujón que le metí.
Tanto reglamento Buitako y demasiadas leyes no escritas acerca de sanciones y del correcto uso del protocolo, es lo que conlleva, que nos volvemos violentos.
De hecho, incluso me llamó un rato antes Juako al móvil, para asegurarse de que aquella noche no me hubiera quedado también dormido. Imagino que porque ya habría inspeccionado desde la barra el jamón de bellota de veintitantos euracos el plato y todavía conservaba la
esperanza de pedirlo y que otro acarrease con su gasto.
Échate amigos, que te impondrán sanciones...
¿Rencoroso? Y un jamón.
Los expositores de la barra, repletos de tapas muy elaboradas y sumamente adornadas, casi le daban al lugar un aspecto de confitería. Un gusto muy refinado, oiga.
Había gente de toda calaña. Y de fondo no se si sonaba Chopin, Bach, Wagner o Lusomundo, pero sí; allí se estaba de cine (maloo...). Un ambiente relajado y distendido.
Empiezo a acostumbrarme a los buenos restaurantes, aunque ellos se resistan a hacerlo conmigo.No en vano, el viernes pasado estuve con Mar en el Parador pichie de Sos del Rey Católico. Toda una experiencia. Ver a gente pija mirarte con sorpresa cuando derramas aceite en el plato como un cabrón y te pones a mojar pan a diestro y siniestro debe ser una acción que les impacta. ¿La gente de bien no acude con hambre a comer o qué? Pués oye, que lo que ganamos fué que sólo a nosotros nos pusieron otra ronda de
cocktail de marisco porque nos vieron con gana.

El que no llora no mama. Y el que no moja no repite. Ellos se lo pierden.
Por fortuna, en El Trasgo no nos vimos rodeados de personas tristes de esas, que les escama tanto tu conducta. ¿Escamas? Pués será de Lacoste...Que no seré yo quíen arroje las lágrimas de cocodrilo buscando su compasión.
Bien. Vayamos con los platos. Los de comida por supuesto, que si fueran de los que se disparan, los cambiaría por otras historietas.
Entrantes comunitarios :
-Ensalada de queso de cabra.
-Pulpo a la brasa.
-Tortilla de bacalao.
Mientras duraron, Brazos en Alto primero, luego Topo Indeciso, y más tarde Llama Eterna, cómo si de una epidemía de rencillosos se tratara, no escatimaron esfuerzos en criticar mis crónicas del viaje a Al-Andalus, con lindezas del tipo; "Nunca has escrito algo tan largo con nosotros de
viaje"/"Ya no hablas del pueblo Buitako"/"Ya no sigo tu blog

porque lo dedicas al Equipo Juan"...
Figúrense el panorama. Usted si es un Buitako no, claro; porque entonces ahora es fácil que no me esté leyendo.
Platos individuales :
-Presa ibérica (según pude saber es la parte del cuello)-Para Topo Indeciso y yo mismo.
-Chuletón a la piedra.-Llama Eterna.
-Rodaballo-Brazos en Alto.
Espectacular en dimensiones y todo rico, rico.
Vinos Vero Chardonnay y Señorío de Lazán.
Postres :
Leche frita y coulan.
Cafés y carajillos.
A cuenta de la casa nos sacaron dos tipos de licor de hierbas y un glorioso descubrimiento; vino de licor de garnacha. Sólo era de medio litro la botella. Sólo porque la terminamos. Yo especialmente, se me puso un morro puta que para qué... Exquisito.
Factura total, una pasta gansa : 212 euracos
Aunque caro, dificílmente superable en todos sus sentidos ( el "24 kilates" nos costó aquella vez 220 €).
No alberga ningún tipo de duda de que la cena del garito ganador del año se la llevará El Trasgo. A no ser que en los meses que quedan para finalizarlo, vayamos a otro sitio y que nos obsequien con un Porsche al salir o similares, porque las votaciones arrasaron; 37 sobre 40. Dos 9 otorgados y dos 9'5.
Para más añadidura, cuando le comentamos al majete camarero que la música de trompetas con la que amenazaban la noche durante nuestro plato individual, aburría a las piedras, nos puso un disco entero de Scorpions.
En un alarde de profesionalidad renovada, adjuntaré unas fotos que realicé, y que espero sirvan como llamamiento para mi plena reinserción formal al pueblo Buitako. Que parece andan celosillos con mis otras amistades. Hasta el punto de cuestionarme si leerán estas líneas...Aseguraría que si, pero bueno, es que són unos auténticos cabrones. Con sentimientos, claro. Y sin acritud.
Aspecto que tiene en El Trasgo una sencilla ración de pan.

Ensalada con queso de cabra.

Pulpo a la brasa.

¿El rodaballo o un mapa Mundi?

Chuletón.

Presa ibérica. Con salsa de foie y trufa y otra, que a mí me sabía a salsa barbacoa pero que era de ostras...