Sin privarnos de las fiestas del Privar. -Resumen de los pocos recuerdos y apuntes de lo que he olvidado.-

Seguramente lo único que me hacía gracia a priori de las fiestas del Pilar 2.009, el cartel, que no era tan insulso como otros años.

Todavía recuerdo uno que podía admirarse el año pasado, llamado "Cachirulo party people".

Hostias, que cosas, que existe hasta una base de datos para consultar las ediciones anteriores, ahora que me da por buscar...

El mal gusto aliado con la mediocridad puede consultarse Aquí y Aquí.

Pero si no estaba mal el cartel como anuncio propagandístico, si que era bochornoso el propio cartel en cuánto a actuaciones musicales que anunciaban. En mi opinión, una jodida vergüenza.

Ni festival de Metal en Interpeñas ni jamones con chorreras.

A los que nos mueve el Rock, en sus distintas variantes, la oferta más heavy que podíamos encontrar creo que era acudir a los directos de Ska-P o de Los Secretos.

Me planteé seriamente si ir al concierto de los Gipsy Kings, que visto lo visto, sonaba muy macarra.

Así que como si fuese un acto de mostrar mi más enérgica repulsa y protesta, no asistí ni un sólo día a Interpeñas, lugar que me costaba abandonar el Pilar anterior (fuí incluso a Los Chichos...). Y esa enérgica repulsa desembocó el viernes pasado en un "¡Basta ya!"...y no, no me quedé encerrado en casa, si no que acabé en el Paseo Independencia para ver a La Quinta Estación. Concretamente en la zona VIP, ya que Don Enrique contaba con pases para el evento. Que me pongo muy pijo cuando protesto...

Es fácil suponer lo que sucede en aquellos sitios, sólo hay que ver la publicidad poco subliminal que invade nuestras calles.

Para esta ocasión habían cambiado de política. Bien porque se les fué de las manos cuando asistí yo hace un par de años y bebí hasta agua de los floreros, bien porque en todos los ámbitos de la vida ha de reflejarse la cansina crisis, esta vez tan sólo repartían de entrada dos boletos para consumiciones por energúmeno.

Esa pequeña observación a Kike al pedir un cubata en la barra; "Has visto que no hay caja registradora. Joder...". La felicidad del 2.007,cuando no tenían establecido un límite.
¿El concierto? Imagino que gustó. Al otro lado había un montonazo de gente. Sólo pude disfrutar de unos veinte segundos de violín de una canción clásica que ahora mismo no recuerdo. Tuve que volver a la barra a por más vodka y ya nos olvidamos de que se encontraba un grupo tocando allí.
Si no entiendo a tanto personaje pichie que es capaz de pegarse tres horas con el mismo puto vaso en la mano y emitiendo extraños y constantes sonidos nasales sin estar resfriado, menos comprendo como leches tienen Exports expuestas, valga la rebuznancia, en la barra y a ojos de todo el mundo, y que pidas una y que te informen que no tienen disponibles en las cámaras.

De locos.

Con que nos abandonamos progresivamente al vodka...

Allí tenía amistades de altos vuelos Don Enrique. Un tipo en particular le obsequió con 14 boletos de aquellos en una sóla tacada. Y alguno que otro más que nos regalaron después. La cara de criatura voraz de barra, que imagino es muy reveladora.
En un momento dado incluso cruzó por donde estábamos nosotros el mismísimo alcalde de la ciudad. A Kike le deseó las buenas noches, a mi también y además me pegó una hostia leve en el hombro. Hay que ver que mal rollito te entra cuando sabes que el que te hace eso es un juez.

Se le veía campechano al hombre, la verdad. Si llega a pararse unos segundos más, creo que o le pedimos más boletos o le hacemos unas críticas constructivas acerca de las actuaciones musicales en Pilares.

Bebimos como cosacos y encima vodka. Para pensar si no nos sentiríamos mejor en los montes Urales que en Independencia...

Terminó la actuación y seguimos dándolo todo, creo que hasta nos echaron.

Después, una visita al garito donde trabajaba una tipa de la radio que organiza los rollitos VIPS aquellos. Ahora no sabría llegar hasta él ni con apuestas de por medio...

Luego al Juan Sebastian Bar.

Se fué al poco tiempo el perjudicado de Kike. Yo tengo un vacío existencial desde las 4 a casi las 8 de la mañana. Según me contaron al día siguiente me marché hacia casa con Ángel del Equipo Juan, intento dilucidarlo en el recuerdo, pero no hay manera. Dónde cojones pasaría esas tres horas y pico, sigue siendo un misterio.

Sábado. 13.30 horas, y resaca del infierno.

Trás las pertinentes llamadas para dar señales de vida y demostrar que no me había quedado tampoco dormido, cita con el pueblo Buitako a otro gran evento; comida de confraternidad en La Encantaria a las 14 horas.

14.45 cuando aparecí, o los restos que quedaban de mí.

La idea inicial, para aquella comida, ya acordada hacía un par de semanas, era la de papearnos una pata de ciervo, pero hubo un accidente culinario y se cambió el menú.

Ya lo dijo Joan, el maestro cocinero; "Os gustará".

Nada más lejos de la realidad...

Los manjares para nueve Buitakos. De primero, risotto de calamares y pato :

Exquisito. Casi incluso me reanima.

No tengo fotos de todos. Producto de la resaca y de un mal enfoque.

Croquetas de toro.

El único "pero", no me gustaron. El gustillo como a dulce era demasiado para mi afectado paladar.

¡Bisonte!
Espectacular. Y las ganas que tenía de probarlo.

En mi fantasía, imaginaba un día a los Buitakos mordisqueando el corazón previamente a engullir la carne y pidiendo perdón a la Madre Tierra por aprovecharnos de su generosidad, así que la historia el sábado quedo algo más sofisticada. Que rico que estaba...

Una foto que realizó Isaca, quizá como anunciando que ese día también sería borroso para mí...
Durante la celebración, surgió un nombre Buitako para Ex-anónimo; "Esófago Inquieto", por su presunta facilidad para desalojar la comida por el mismo lugar por dónde le entra en determinadas condiciones... Habrá que esperar nuevas jornadas para saber si finalmente se acepta ese apelativo.
Postre, carajillos, más vino, cerveza, pacharanes,orujos...

35 €uros por cabeza, y los que a veces la perdemos, también.

Genial el banquete en La Encantaria, como siempre.

Tres sobrevivientes de la comida salimos de allí sobre las 8 de la tarde rumbo al cuartel general por antonomasia, el Juan.
Un quemadillo para despistar, unas cuantas cervezas después y la mención de acudir a la Fiesta de la Cerveza más tarde. Preferí tomarme la noche con calma por los bares de siempre. Noche a la que no pude vencer...

Otro vacío existencial de nuevo.

A las 12 horas y poco me hallaba caminando hacia casa. El recuerdo de haber estado con Cami en La Salchicha cenando y en el O'Hara también. Nada más.

Tremenda nebulosa.

El domingo desperté con la resaca pertinente sumada a la que no había dejado pasar el día anterior.

El único día del finde que hice vida sana; ni playa ni montaña, que pasé la tarde con Mar.

Eso sí, dudando si no sería una gripe chunga lo que estaba incubando, pués mis sentidos aún navegaban en alcohol, sin duda.

Y habrá quién dirá que para el Pilar sale lo mejor...