En la espuela se aprende mucho

La fotografía muestra a un grupo de comanches.
Parecen muy correctos en sus formas y respetuosos con su entorno.
Como debe ser.
Una imagen en color sepia, cuando otros pienso que deberían recibir las del calamar...
Por razones que no hay porque narrar aquí, hoy yo mismo podría ser el Descabalgado entre sábanas , o igual el Llanero poco solitario, pero finalmente no ha sido así, y sigo en mi papel de Jinete del viento. Sé que a veces resulta triste ser como tal...
Pero no soy Quien cabalga con la brisa que sopla, ni Crín cambiante, ni Demasiadas Patas por herrar...
A pesar de personajes como Potro Ruidoso y Lujurioso Lechal.
Sin ser algo que me afectara directamente (aunque parezca mentira), los anteriormente citados no hacen si no causarme indignación.
Puede que incluso uno de los dos llegara a leer estas líneas.
Pero no se que es más triste, si el Jinete que se empeña en no montar, o ciertos conocidos de situación, que en su afán cuatrero, no dudan en usar ademanes desbocados hacia una persona que no debiera ser de su incumbencia, concretamente hacia una mujer.
En un gesto tan noble como las palabras que encierran sus acostumbrados silencios.
Recalco que no se trata de mí. Pero si de alguien a quien conozco bien, y a quien me ha jodido observar como hoy, su territorio más sagrado, era asaltado por un par de imbéciles sin ningún tipo de pudor a la hora de echar el lazo.
Jinete del viento, sin reservas. Que le gusta de por sí como suenan ya semejantes palabras, sabe diferenciar un mustang de un apalusa, y también gusanos de amigos, aunque le cueste más trabajo y los vea con más manchas a éstos últimos...
No me ha gustado nada el detalle de hoy para con mi colega por parte de quienes practican tamaño bandidaje.