domingo, 18 de julio de 2010

Todo por el suelo

No debe existir nada peor para la salud que salir de juerga un día
con ganas.
De nuevo, semi-despedida de Don Enrique ayer, o cómo quiera que se le llame a eso.
Otro pretexto, otra razón, otra borrachera considerable.
Kike, cásate ya, tío, que la demora fiestera va a terminar por pasarnos factura...
Despertar enrollado a un cargador de móvil, del que no tenía consciencia de su existencia en casa, vestido, en postura de mantis religiosa, con una tarrina de cds entre las piernas y el bote del café en la mesilla de noche, poco o nada, permite clarificar en qué hostias andaba pensando yo ayer en el momento de acostarme.
Un abrir los ojos ya asimilado con los años, de esos días que al hacerlo, parece que sea el primer amanecer de tu vida. Creo que así mismo deben sentirse los recién nacidos. Descarao, por ello luego tenemos tan pocos recuerdos de aquél período... cualquiera que haya despertado trás una soberana guaza, seguro que comprenderá mis palabras.
Tu entorno se muestra extraño. La percepción de las cosas, distante, esquiva. Y dónde intentas buscar explicaciones, sólo hallas interpretaciones confusas.
Si hubiese despertado sobre un montón de escombros, y con la casa en cimientos, mi inquietud más primaria habría sido el maldecirme por no tener una pala. Que luego, los recuerdos de lo que pasó vienen muy lentamente...
En esas me he visto al despertar hoy. Con la canción de "Todo por el suelo" de Leize cómo banda sonora a mis últimos actos. Cuanta sabiduría atesora esa letra...

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