viernes, 16 de julio de 2010

En período matrimonial, vayámonos de festival.

Como tuvimos que explicar en más de una ocasión, no se trataba de una despedida de soltero al uso, sino de un viaje entre colegas, sin más ánimo que disfrutar de un fin de semana de convivencias pero sin excesivas pretensiones, no fuera que el futuro marido recapacitara concienzudamente sobre su decisión matrimonial.
Durante un mes sonaron como posibles destinos las fiestas de Teruel, Sanfermines, el festival Sonisphere o el pueblo de la prometida. Pero finalmente optamos por el Hondarribia Blues, cosas del directo y por partida doble. Porque tener un plan lo que se dice muy elaborado, no es que lo tuviéramos. El "está todo preparado" que decía Brazos en Alto a Don Enrique, una jodida utopía. Pero tiene su aquel, el salir de viaje hacia un lugar que no revelas al interesado, ver como carga con dos mochilas con ropa de toda clase y sumirlo en la incertidumbre, para sólo cuando dejábamos atrás Tudela, confesarle nuestro destino. Hablar durante el trayecto de ciudades como Ferrol o Pontevedra, máxime cuando era Kike quien conducía, tampoco creo que le aportara grandes momentos de relajación.
Voll Damm nos ponía entonces en ruta hasta la llegada a Hondarribia.
Coqueto lugar.
Nuestra pensión, el hotel Palacete, inmejorable. Claro, que para algo que habíamos previsto (¿con 3 días de antelación?) malo habría sido comenzar con un traspié.
Unas habitaciones acogedoras y un servicio campechano. Y una sensación al despertarte allí y asomarte por la ventana, como si tuvieras que dirigirte a la población con un pregón o un bando municipal, porque está emplazado muy rigurosamente en su Casco Histórico.
Abajo mismo, una carpa para actuaciones, tres tascas y el ir y venir constante de la gente.


Dejando a un lado el "problema" vasco, -recuerdo con cierto cariño aquella ocasión en Lakuntza, cuando un tipo al que bautizamos como Goliath se nos sinceraba: ¿El problema vasco? El problema vasco es que no follamos...- mi impresión sobre la localidad y de la región, es que tiene bien traída y arraigada la cultura; los directos del festival eran gratis, gente de todas las edades asistía a ellos, llenaban las carpas y agradecía cada tema con efusivos aplausos.
Tras recabar información gastronómica, nuestra siguiente parada sería un restaurante de cierta reputación. Yo a aquél episodio le hubiera titulado "La cena de los autistas". Y no por nuestra disposición a querer dentendernos de todo, sino por el servicio.
Cenamos de puta madre, pero no exentos de leves calamidades. Nos atendía una chavalilla joven en prácticas, que aseguraría pasaron 6 botellas de vino por sus manos para poder servirnos 2; una la traía tremendamente caliente, y con las otras tres ensayó el desmenuce de corcho descontrolado como apertura, pero sin obtener resultados. Digno de alabar, que aunque nerviosa, no perdía la compostura. Ni siquiera cuando los platos que habíamos pedido, prácticamente (o becariamente) tuvímos que llamarlos por su nombre para que no pasaran de largo nuestra mesa.
El señor que hace las cuentas tampoco perdía la compostura cuando en sus anotaciones libres y distraídas, trató de engrosarnos más de lo debido en la factura.
Pero cenamos bien, tremendo chuletón.
Allí conocímos a dos personajes peculiares que andaban de celebración, por ser padre recientemente uno de ellos. Al menos esa fue su explicación, ya que fue una circunstancia que no pudimos corroborar. Y quieras que no, como eran de la clase de tipos típicamente graciosillos de los que te tomas pocas cosas en serio, ahí dejo la duda.
Decían tener un grupo de música. Gente dicharachera y que transmitía buen rollito.
Les llamaré desde ahora los aberzales parlanchínes. Que coño, creo que los define bien como personas y puede sonar a banda musical si me apuran.
Terminada "La cena de los autistas", los cuatro mañíficos disfrutamos de los últimos coletazos del festival de blues, torno a las 12 de la mañana.
El teclista del grupo que vímos el viernes. De lejos quizá no se aprecie, pero de cerca...
Para mí, se trataba del primo del pueblo de Ace Ventura, para otros del "cuñaoo".

Después de que la música nos dejara, al salir de la carpa principal del pueblo, tuvimos que sufrir en nuestras carnes la irremediable condición de ser turista de jolgorios en lugar poco conocido, harto ignorantes en el sano ejercicio de encontrar buenos garitos de perversión.
Al preguntar por algún garito de rock a la muchedumbre, en la mayoría de los casos era hallar una mueca de sorpresa, equiparable, diría yo, a la reacción de estupor que les habría causado aparecer nosotros provistos de tricornios y declarar que estábamos allí invitados porque nos habían dicho que era el día Internacional de la Ertzaintza.
- ¿Garito de rock? ¿Aquiií?
Con semejante perspectiva sobre el horizonte, nos entregamos a una caminata de pasos perdidos.
Pero no estábamos solos. Unos punkarras vascos tenían las mismas frustraciones. Preguntaron a un lugareño, a lo lejos, por ver si estaba abierta una herriko taberna cercana a nuestra pensión. Con la negación como respuesta y trás hacernos la traducción pertinente, los punkies se sumaron a nuestra causa.
Brazos en Alto iba por delante en la misión. Sonaría idílico comentar que le podía su vena de explorador Buitako. La realidad es que sonora era la guaza que entonces llevaba, obligándole a separarse del grupo, como si tuviera más mono de taberna que cualquiera del resto de los mortales.
Por teléfono móvil nos informó adecuadamente :
-ahm... sé... sii... bar, bar...
Punkies y mañíficos huérfanos de explorador acudímos a la llamada.
Garito sin aire acondicionado, olor a pestes e inexistente extracción. La música, una mierda.
Claro, que cuando hay necesidad ya se sabe. Cubatas al canto.
Al señor "no me gasto ni una en inversiones al garito" le llenamos el antro con nuestra comitiva. No sentímos agradecidos cuando pinchó por cuenta propia el "Go down" de AC \ DC. Pero fué un jodido espejismo. Madre que temas sonaron después... Pero oye, teníamos cubatas.
Los punkies se fueron y al poco, nosotros.
En nuestro peregrinar buscando otro sitio, fué cuando se hizo palpable nuestro escaso sentido de la orientación en Hondarribia. Hubo un momento que los cuatro a la vez señalamos un punto distinto con la mano para indicarnos dónde se situaba la playa. Fué una constante allí. Aunque la cosa desvarío hasta límites insospechados. El entramado de las calles no ayudaba mucho, la verdad. Joder, que aquello era Euskadi. Igual Hondarribia giraba progresivamente sobre su eje, ¿Acaso Copérnico no suena a vasco?
Encontramos un bar, eso si, ya cerrando.
Nos sirvieron unas birras para llevar y el gentil camarero nos aclaró dudas señalando también la playa...
Vuelta al punto "A". La carpa principal y la playa. Hay que joderse, el garito más cercano allí, y al que hacía horas, habíamos rehusado ir, por aglomeración masiva de gente... Ahí ponían rock !!
Donde nos juntamos con nuestros ya amiguísimos aberzales parlanchines. Nos presentaban a más gente bajo la premisa; ¿si son colegas? Hoy sin ir más lejos hemos cenado juntos...
Entrañables.
Y la rubia aquella que decía constantemente que no la engañáramos, que nosotros eramos de un grupo de música.
Están locos estos romanos.
Hoy recordaba el chiste del vasco y la motosierra y para mí, ha perdido la gracia. Supongo que ver cómo uno de ellos se preparaba las rayas directamente en la mano, para él y sus colegas, te crea una visión peculiar de aquella gente que no sale ni en los escritos...
Nos llevaron a un garito con terraza. Llama Eterna y Piedra Pelada (licencia Buitaka que me tomo para llamar a Manolo, por su fisonomía y su afición canutera) poniéndose tibios de cubatas en el interior. Brazos en Alto y yo, en uno de los momentos surrealistas de la noche, jugando a fútbol, con un balón aparecido por obra de magia y muy cerca de los entes que poblaban entonces la terraza.
Con pases, pero sin pasadicas. Que tampoco era el lugar adecuado para sacar nuestra verborrea futbolística a cada toque de pelota. A imaginar, que expresiones de júbilo que hubiésemos tenido tales como "la toca Iniesta para el combinado español" ó "Villa va a recibir y la nación está expectante"... que estábamos en pleno fervor previo a la final del Mundial, pero aseguraría que no era lo más acertado...
Un centro-chut mío hizo que Brazos en alto fuera algo más lejos a por la bola. Volvió como el niño que en su cumpleaños le regalan un balón, no por cariño sino para que se vaya a jugar a otra parte. Con el esférico en mano y cruzando la calle, aparece un coche de la policía y aminora la marcha. Siguen su camino. Acto seguido, aquel garito, que por horario ya debiera estar cerrado, para la música, la gente recoge mesas y sillas y en cuestión de 3 minutos, queda todo silenciado.
No se si todo menos yo, con un "¿la pasas o qué?
Pero el balón también lo guardan. Ciertamente, he visto trabajadores del Top manta con más lentitud que la maquinaria perfecta que tenía ese garito para recoger.
Uno de los aberzales parlanchines se quejaba amargamente. Nosotros le dijímos que no entendíamos como se quejaban.
- Esto pasa en Zaragoza, y cierran el garito a saber hasta cuando, le ponen tres multas y termínan pidiéndonos a todos el DNI...
Joder, si allí las patrullas no se bajan del coche. Le faltaba decir al copiloto: "Tomás, quita las luces, que igual les molestamos".
Así lo imaginaba yo, vamos.
Ya con diploma de honor aquella noche en cerrar garitos, nos llevaron al último bastión; la supermegadiscoteca del lugar, la "Truck". Ahí es nada.
El momento folclórico de la noche.
De camino divisábamos Hendaya; que estaba tan cerca... que si vasca, que si francesa, como nos decía la rubia aquella que se declaraba algo así como "aberzale no practicante".
Como le decía yo; y tan cerca, y tan cerca. A tiro...
Aquí hago un leve parentesís de pensamiento: Es digno, bonito, honroso. Es un derecho y un deber a fin de cuentas, defender lo que consideras tu tierra, tus costumbres, lo que quieras... Pero en el momento que lo enfatizas o rechazas todo aquello que no consideres propio o verdadero, el orgullo de tu pueblo puede pasar a ser odio hacia lo que no quieres conocer. Y encerrarse, la mayoría de las veces, es empobrecerse. Opinión muy personal.
Quitemos seriedad al asunto :
Brazos en Alto en un principio se negó a ir a la discoteca.
-Ahm...noo...grrr...baf...
Según parece le convencí, aunque no recordamos mucho de la conversación. Su bagaje allí fué discreto; 4 mecaguendioses y 1 cubata que nos tiró por encima. Se fué a la pensión en lo que debió de suponer toda una jodida odisea.
Había actuación de gogós, razón por la que cobraban 18 euracos de entrada!!
Piedra Pelada regateó a diestro y siniestro con los porteros y nos permitieron el paso por 14 € + consumición. A mí me entró la mala leche creyendo que nos estaban tangando, pero una rápida encuesta en el interior me hizo comprobar que el precio era el mismo para todo el mundo.
La aberzale "no practicante" y amiga.
Fueron momentos extraños y de mucho cubata.
Recuerdo especialmente a una sujeta gitana rubia, que trás preguntarme si yo también lo era (rubia no, claro), no hacía más que regalarme los oídos (que pedo llevaría ella), con el novio todo el rato observándome inquisitorialmente. Y un par de veces alejándome yo de aquella barra, pensando a ver cómo coño explicaría en Zaragoza que me han apuñalado en una discoteca de Euskadi unos maquineros farloperos... Oyes que un Testigo de Jehová muere de ansiedad en un banco de sangre y me da a mí que no extrañaría tanto.
Llegó la mañana y el desalojo del garito. Y los tres mañíficos huérfanos de explorador Buitako caminaron hacia la pensión, sabiendo que no encontrarían un lugar dónde abandonarse a un buen almuerzo. Pero capturando bellas imágenes del amanecer hondarribitarra :

Como siento que me estoy alargando y el sábado fué más tranquilo, aportaré un dato cultural sobre la población autóctona del lugar para amenizar el post :
Suelen recibir el apodo de "vikingos" debido a que se dice que hay bastantes más personas rubias en Fuenterrabía que en la localidades limítrofes, lo que ha solido ser achacado a la herencia de antiguas incursiones vikingas.
El sábado fué de despertarse pronto (¿4 horas de sueño?). Con Brazos en Alto algo molesto conmigo por las llamadas al móvil y a la habitación trás la jarana.
Carajillos y tapas. Cervezas, algo de blues...
Así de a gusto transcurría el día hasta la nota, para mí, más triste del finde. El concierto que Solomon Burke perpetró aquella noche. Llama Eterna y Brazos en Alto gozaron de lo lindo con él. Piedra Pelada lo aguanto sin más. Yo...diría que lo de la discoteca de la mañana anterior lo aguantaba más estoicamente. Un puto suplicio.
Ese tipo enorme, que depositaban en el escenario sobre un trono al más puro estilo rapero, que parecía ser un enviado de Dios (no en vano cuentan que se inició con el gospel), dañaba en orquestación todas mis constantes vitales. Como no quiero explayarme con el tema y me acusaran de pazguato musical, tan sólo dejaré una muestra :

La única gracia que le encontraba era cuando le sacaba cierto parecido al tío Phil de "El príncipe de Bel-Air". Pero doctores tiene la iglesia, como antiguos animadores de ella y que ahora no hay Dios que los soporte...
Más bares después de aquel infierno. Kebab abierto como regalo y sorpresa. Y a dormir.
Porque fue una pena que las cámaras donde guardaban las bebidas, en la terraza de la pensión, estuviesen con candado.
Domingo similar al sábado, pero con viaje San Sebastián. O Donostia. Don Ostia sería un buen nombre artístico para alguien que se dedique al gospel y no Solomon Burke...
Gran ciudad para el tapeo.
Brazos en Alto tuvo la ocurrencia de regalar al casamentero una peli porno, sin bolsa ni nada que la pudiera ocultar :
Llama Eterna, ¿será que es momento de sentar la cabeza ?
De tapeo por San Sebastián.
Yo no se porque se esfuerzan con el carteleo; quien escribe ésto, fijo que no le importaría haber colgado a uno de nosotros como ejemplo :


Un fin de semana interesante.
No tengo claro lo que fué; viaje de amigos, semi-despedida de soltero, juerga de las nuestras...
Porque el domingo jugaba la selección, si así vivímos la prevía al partido de España, originalidad tampoco nos falta.
Sea como sea, Llama Eterna enhorabuena.
Con Rock, Blues o Bacalao, que la amistad siga componiendo buenas sinfonías.

5 comentarios:

  1. Si cuelgas la foto de mi bostezo, lo suyo es que cuelgues alguna instantanea más, digo yo...

    Por cierto, el putiferio aquel (discoteca, dicen algunos) cobró 14€ con dos consumiciones. Tú te bebiste una de las mías, la otra la tiré enterica al suelo. Y sí, el viaje de vuelta fue una odisea.

    Nueva frase para el acervo: "Elías, ¿dónde está el mar? Madre mía qué mal te orientas.

    Momentazo "Go Down" en el antro aquel:
    - "Corre, que han entrado unos melenudos, pon el cd ese de ACDC"
    - "¿Cuál pongo?
    - "La 1, no sé ni de donde ha salido ese disco, pero tú dale al play"

    Y que conste que, si fuese argentino, adorarías a Solomon Burke...

    Se te olvida contar que hubo que volcar tu colchón para que te levantases el sábado y que os pegastéis una siesta de más de dos horas después del tapeo.

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  2. Eh, tío , Solomon Burke fué impresionante, y más con la fumada que llevábamos Piedra Pelada y yo (ahora soy isla, ahora no lo soy... ahora soy isla, ahora no...)

    No has puesto un video con alguno de los temazos que se clavó, cacho perro.

    Ah, y tampoco has mencionado al pulgarcito que nos amenazó en la calle:"Eh, no habléis tan alto, que como baje mi colega... os va a tocar correr"

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  3. Hostias que si, lo del tontolaba ese no lo he anotado, y era para hacerlo...
    A Solomon Burke, si que lo doraría, si.
    Hoy he descubierto porque es así la bandera de Euskadi. Fíjaos en la foto de San Sebastian
    - La diseñaron así para que ya saliera tachada directamente !

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  4. jodo nos perdeis una,todo el dia de parranda.

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  5. jajaj.
    Hombre, ya será menos !
    Si por mi fuera...
    Si un día me tocara la lotería sería una especie de "Manolo el del bombo" en toda suerte de festivales.
    Y lo bien que se está cuando no se está mal, que digo yo. Useáse, de fiesta.

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