jueves, 12 de julio de 2012

Café-Taberna María Morena

Porque en julio no descansa el comité de tragaldabas BUITAKO (Bebemos y Untamos, Indistintamente; Tragamos Abundantemente, en Kilos u Onzas), la elección de Llama Eterna en su función de Maestro de Ceremonias:
Café - Taberna María Morena, en Plaza Jose Maria Forque 13.
Para llegar hasta él quizá tengas que atravesar un auténtico bosque de personas extrañas que conforman pandas no menos peculiares, desde un grupo aficionado a atentar contra el flamenco hasta otro cuyo entretenimiento será beber litronas de trago, todo ello al amparo que les ofrece la noche y la tranquilidad que les brinda aquella plaza. Que menudo patio, diría yo...
Si atraviesas el lugar con los riñones todavía en su sitio y la cartera donde creías tenerla guardada -o viceversa-, llegarás sin mayor novedad que los cantos estruendosos de fondo y la contemplación de cuerpos empapados en cerveza a tu alrededor. Habrás llegado al destino.
Pese a la incongruencia, un oasis en plena selva.
Dispone de una terraza agradable, bastante cerca de la Plaza de Toros y algo más cercana de aquella "plaza de todos".
Ya dentro, creo que fue idea del iluminado Llama Eterna, nos acomodamos en la mesa más escondida y remota del garito. Casi era terra ignota para los camareros, pero es que nuestro Maestro de Ceremonias quería el sitio con más luz, no sabemos si para recargarse él o qué; luego se quejaba de que tardaba el servicio en atendernos entre plato y plato. Coño, a no ser que nos hubieran dado una bocina al sentarnos, era complicado que nos dispensaran más atención. Yo hasta doy las gracias de haber tomado la copa final en la terraza, porque si llegamos a quedarnos en la taberna, igual cierran la persiana y no se acuerdan que estábamos dentro. Es lo que tiene cenar en el rincón más apartado y con un mueble de casi 3 metros como única vista al frente.
Nos decidímos por un menú de 25 €uros y que al parecer van cambiando por temporadas.
Menú de la garnacha aragonesa, que consistía en:
-Tostaditas de virutas de foie con confitura de vino.
-Ñoquis con nuevo aire de Aragón. (Boloñesa con ternasco, champiñones y tinto garnacha).
-Chateaubriand con salsa de vino.
-Perolo de garnacha (Frutas secas cocidas con vino y azúcar).
-Agua y pan.
-Vino Ruberte 2.010 D.O. Campo de Borja -Cayeron 2 botellas.

De las tostaditas de virutas no hay fotos, pero pienso no causará una gran consternación la fantasía a la hora de imaginarlas. O si, porque la verdad es que no eran de pan tostado al uso, sino pan convencional, aunque crujiente. Tampoco sé por qué la norma generalizada es llamar "virutas" a esas ralladuras de foie, o ese mismo ingrediente no lo castellanizamos del todo -foie gras- y buscamos su correcto asimilamiento en nuestro idioma. Supongo que una "rebanada crujiente de ralladuras de hígado graso" no tendría tanto poderío en nuestra apabullante percepción.
Algo parecido a lo que sucede con el Chateaubriand, que como puede leerse en Wikipedia tiene, cuando menos detrás, una historia curiosa.
Cuanta incursión gabacha que soportar en nuestra cocina, como le decía Napoleón a Josefina cada vez que éste regresaba de sus campañas y la pillaba in fraganti. Luego sería cuando se cabreaban y en lugar de foie gras, Josefina preparaba paté de campaña para su marido para que se lo llevara bien lejos.
Instantánea de los ñoquis. Ricos. Con su salsa enriquecedora en el fondo del plato.
El Chateaubriand. Un solomillo elegante y bien servido. La pega fue que eran trozos gruesos y en su centro estaba frío. Yo lo comí tal cual, pero creo que mis tres compañeros de fatigas mandaron volver a calentarlos.



El perolo de garnacha. Buena guinda para cerrar el original menú, con su caldo aparte y en copa.
Nos invitaron a unos chupitos de cilantro que no triunfaron entre la totalidad del grupo (yo me tuve que beber tres), y que rebauticé como filantro -seguramente por la filantropía demostrada por aquellos que no dudan al cerrar una cena con unos chupitos de gratis, prueba de su amor desinteresado hacia el género humano-.
Total de la cena, con cuatro comensales y descontando los copazos de después: 100 €uros, más/menos y con carajillos también incluídos.
Exceptuando el tema de la carne algo fría, y de nuestra colocación en el garito, que no fue la más acertada, mi opinión es que se trata de una taberna de puntuación media casi alta. Un bien tirando a notable. O un chachi tirando a dabuti, que diría un tipo cualquiera de la plaza de todos.

3 comentarios:

  1. Si pinchaís sobre el enlace de la dirección, que enlaza con el link de Google maps, dadle al "street View" en la foto de la izquierda para ver la calle.
    Es increíble, ya había gente en un banco de la plaza a horas que parecen tan tempranas.
    Es dar al zoom y buscar a Wally...

    ResponderEliminar
  2. A mí me gustaron mucho el sitio y el menú. Podríamos haberlo "mejorado" tirando de carta, pero seguro que hubiésemos ido hacia lo de siempre, también se agradece cambiar un poco de aires.

    Que por 25€ cenes tanto y tan bien en los tiempos que corren, por mi parte le coloca en el notable alto (¡te digo que es un puto 8!). Pero como ya no votamos, pues...

    ResponderEliminar
  3. No estuvo mal el sitio. Y como comenta Jinete, si no nos hubiera dado por ese Gin Tonic fuera en la terraza hubiera costado 100 € la cena de los 4.
    Lástima que la carne estuviera fría por dentro, pero según el cocinero prefiere que los clientes se quejen de carne fría y pasarla un poco más que intentar hacerla en su punto y que se le queme por fuera.
    Que lo haga yo pase, pero se supone que el profesional es él. No se...

    ResponderEliminar

Deje AQUI su comentario