Centro de histerias

Hoy he escuchado por ahí que el candidato de Izquierda Unida a la Alcaldía de Lepe va a pedir al Parlamento de Andalucía que los chistes de su municipio sean declarados Bien de Interés Cultural. Correcto, perfecto, ¡lógico!

En Zaragoza, no vayamos a negarlo, somos pioneros en las argucias de la broma.

¿Quíen no recuerda algún chiste de los de antaño, esos de; "se juntan un inglés, un francés y un español y..."? Partamos de la misma base, eso sí, un pelín más sofisticado:

El ayuntamiento de la ciudad convocaba un concurso para elegir un nuevo nombre con el que denominar al Centro de Historia, argumentando que la función inicial de museo histórico de la ciudad quedaba distante de sus cometidos actuales, más enfocados a la cultura contemporánea.

El mes pasado recibieron 38 propuestas distintas. Reunidos un pequeño comité de sabios, conformado por el consejero de Cultura, Medio Ambiente, Participación Ciudadana y Grandes Proyectos del Ayuntamiento; el director general de Cultura; un crítico de arte y asesor de la sociedad municipal Zaragoza Cultural; dos escritores; un periodista y el director del centro, eligieron ganadora la candidatura de un escultor.

Nos sujetamos bien a la silla, aseguramos los cinturones y tragamos saliva para el momento estelar. Ya tenemos la resolución: Centro de Historia pasa a ser Centro de Historias.

Nunca una sola "s" nos pudo decir tanto; una letra proyectada a conciencia, un sublime añadido que pluraliza, de alguna manera, el esfuerzo de muchos. Un destello casi imperceptible de continuidad renovada, un nuevo nombre que invita al mismo siseo a implicarse de lleno en el arte.

500 € de premio por la iniciativa, que pocos se me antojan para "una propuesta sencilla, económica, ecológica y sostenible" que comentaban tras saber la noticia.

Señor fabricante de letras "Ss" para rótulos, siéntase afortunado en su tarea, y sepa que los deseos minimalistas de toda una ciudad se verán acentuados con su gran obra. 

Se rumorea en las calles con el resto de aportaciones para el concurso: un ingeniero atómico jubilado presentó la idea de cambiar la "C" de "Centro" por una "Z" pintada con spray verde, y la candidatura gustaba; sonaba del mismo modo la pronunciación y parecía que se involucraba más con la ciudad de Zaragoza. Finalmente se desechó la propuesta por el impacto medioambiental que causaría el empleo de aerosoles, a pesar de la confusión generalizada en inicio con el color escogido. Otro aspirante, un ayudante de operador de marcadores, aportó también una solución revolucionaria; suprimir la preposición y optar por un nombre moderno, Centro Historia. Pero tampoco vio recompensados sus esfuerzos, ya que aunque el plan resultaba sumamente económico, tras una larga deliberación, rechazaron el procedimiento porque el "de" tenía la función de sujeción central del letrero sobre la pared, y la iniciativa era poco sostenible.