jueves, 3 de noviembre de 2011

If

Hay ocasiones en que el mero recuerdo, aún siendo tosco e inexacto, se adereza con un jugo sensiblero para servirte sensaciones que pensabas ya agotadas, consumidas.
La simple mención tertuliana en la noche de hoy de una gran película, "El hombre que pudo reinar", me regala al pensamiento unos versos inmortales del autor de la novela homónima, Joseph Rudyard Kipling.
La gente pasa, la vida discurre, pero las obras siempre quedan. Incluso sean malas o buenas...
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If
Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
Si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado, no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con
demasiada sabiduría…
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso
y tratar a estos dos impostores de la misma manera,
si puedes soportar escuchar la verdad que has dicho
tergiversada por bribones para hacer una trampa a los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida,
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas…
Si puedes hacer un hato con tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
Y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido
su fuerza,
excepto la voluntad que les dice "¡Continuad!"
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud,
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
Si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos,
tuya es la Tierra y lo que hay en ella,
y - lo que es más - serás un hombre, hijo mío.

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