miércoles, 14 de septiembre de 2011

Taberna El Broquel.

El Broquel, situado en la calle Broqueleros 3; una vez más se impone la norma de los nombres de establecimientos enrevesados. Deberían realizar un tratado amplio al respecto...
Dicho lo cual, si usted es vegetariano por principios, vegano por convicción o degustador de tréboles en sus ratos libres, le aconsejo que no siga leyendo. No tendrá necesidad de hacerlo, pase página a la crónica que sigue o, quizá como término más en su gusto: abandone esta hoja.
Me gustan las típicas tascas de casco urbano, con ese encanto tan característico y propio, de acomodos improvisados, donde igual dispones de un tonel añejo para tus copas que de una percha en plena calle para dejar la ropa. Casi siempre halladas en vias estrechas y que invitan tanto al recogimiento. Siempre que no sean Pilares, cuando la clientela suele agolparse con menos arte que las sardinas escabechadas y el incienso obligado de fritanga termina resultando asfixiante, claro está. Pero para un martes convencional, el ambiente es cojonudo.
Después de un mes de parón buitako en eventos gastronómicos -y sin que sirva de precedente-, ayer empezamos nuestra particular pretemporada.
Jinete del viento como Maestro de Ceremonias.
El Broquel es un garito pequeño, con una terraza que usurpa su puesto a la calle y un comedor semiescondido que parece destinado a encuentros clandestinos. Puede que no suene muy acogedor, pero doy fe que lo es. La salita donde cenamos, bien podría haber servido para tramar un complot regional antivegetariano y terminar luego arrasando cientos de hectáreas de huerto lechugino, pero afortunadamente, el pueblo buitako no tiene nada en contra de ellos. Porque somos amantes de la ensalada aragonesa y el repollo, aunque a veces la segunda unidad ya se nos atragante.
Lo mejor en la salita; que no teníamos televisión para distraernos y el aire acondicionado funcionaba muy bien.
El camarero nos atendió estupendamente y la sincronización cocina-mesa funcionó de la forma más eficaz: sin prisa, pero sin pausa, en un placentero desfile cárnico (mayormente).
Dejaré para el futuro apunte buitako lo que figura en la factura como "Tapa I - 2,20 €", en un acto de hacer seguimiento real de aceptación de mis crónicas por parte de los camaradas.... (¿sería el pan?).
Comencemos tal y como fue su orden:
*Ensalada de perdiz.
*Montadito de Foie (para haberse hecho un bocadillo de barra entera de pan. Umm).
*Migas (con setas. No me convencieron mucho).
*Kataifi (me resulta difícil explicar lo que llevaba, pero dejo un link aquí para calmar la posible curiosidad. Raro y bueno. La foto donde parece que estemos diseccionando una peluca sueca, pues eso es el kataifi).



Luego vendrían las brochetas de mamíferos rumiantes de cornamenta persistente en la que el núcleo óseo es independiente de su envoltura, o sea, de antílopes. Lo digo así por una pequeña discusión entre Brazos en alto y Jinete del viento, acerca de si el sustantivo adecuado para uno de estos cornudos era oryx o órix. Un teléfono con acceso a Internet no nos despejó las dudas -ni siquiera en la web de la R.A.E.-, y la apuesta consistente en tres jarras de cerveza aún se debate a fondo hoy en los rincones zaragozanos más exigentes. Lo cierto es que parece que los dos términos son apropiados, aunque yo me inclino por pensar que Oryx es un uso viciado de la palabra, dado que su nombre científico es ese, y por comodidad el más recurrente, y que órix debe de ser la castellanización (pero correcta) para este bello antílope. Si alguien considerara que el Reino animal hoy mereciera de una mayor comprensión, siempre puede consultar la Wikipedia: " La denominación vulgar del género alterna entre órix, órice, antílope órice o gacela órice." En definitiva, dudas serias y razonables que la gente corriente se formula cenando cuando no tiene cerca una puta tele.
Pues esa era una de las brochetas, hubo también una de Kudu y otra de Eland. Y sobran explicaciones. En la carta aparecía hasta uapití, nombre que sin duda, generaría igualmente arduos debates...
El eland fue el más sabroso.
Postres ricos, de helado de gin tonic y de melocotón de Calanda.
Carajillos, dos botellas de vino y la ronda previa a la cena.
Total : 166,40
Nos invitaron a chupitos de hierbas.
Conclusiones: son carnes exóticas y comprensiblemente caras. Cada brocheta entre cuatro comensales se reparte en 3 trozos para cada uno, algo más que una sencilla degustación. El vino también engordó bastante la factura final.
No es barato, pero tampoco de los que te crujen sin nada a cambio. Tirando hacia otros alimentos más normales, habría resultado económico. Los postres caros, pero eso ya es habitual en todas partes; ninguno baja de los 5 €uros.

5 comentarios:

  1. Sin querer entrar en polémicas, incluso reconociendo que no sé qué nombre será más correcto, en la cena se dijo "gana la apuesta el nombre con más entradas en Google".

    San Google arroja lo siguiente:
    Oryx: 5.790.000 resultados
    Orix: 3.530.000 resultados

    Llama la atención que de los resultados de Orix, muchos son de páginas donde figura como Oryx (vamos, que te redirige).

    Así que... ¿dónde echamos esas jarras?

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  2. Ah, la tapa es de mi canelón de setas, que sustituyó al foie, que no me apetecía mucho.

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  3. pues casi que no leo la cronica teniendo en cuenta que soy vegetariana....

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  4. Jajaja. Mujer, que era un vacile. Creo que no puede considerarse la crónica como una apología carnívora. Que sólo habla de brochetas y antílopes (hubiera sido buen título éste...). Si sirve de algo, sería incapaz de cazar o sacrificar lo que acostumbra a terminar en mi plato. No tengo ningún problema con la gente y sus prácticas alimenticias-bueno,si- únicamente algún personaje raro que no come nada que sea de un color específico(creedlo,existen casos). Yo conocí un tipo que se ponía malo con el blanco; huevos, canelones, leche, ¡cebolla!... Eso si que es para reírse del asunto.

    Lo de la apuesta sigue estando demasiado lioso. Debímos de haber redactado por escrito todos los apartados y claúsulas, porque lo de "el que más resultados arroje Google" fue ya una segunda opción a la desesperada, para intentar despejarnos la duda. Duda que no puede darse asi suficientemente aclarada, pienso yo.
    Igual mando un email a la R.A.E. para que nos resuelvan el contencioso, ¿Que no hay huevos?, ¿nos jugamos unas brochetas?

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  5. Me queda la duda de qué hubiera pasado si Google tuviera más entradas de Orix...

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