Después de unas desmerecidas cabezadas blogueras -a tenor de lo poco pródigo en letras que me he mostrado esta semana-, pasaré a comentar nuestra última cena buitaka, acontecida en Los Cabezudos, en la baturra calle de Antonio Agustín 12. Lugar que goza de mucha solera, tradición y buena fama, o dicho en el argot popular, ante la propuesta escogida por el camarada Brazos en Alto y como reacción generalizada; "Joder, tío. Allí os clavan seguro". Pero no fue el caso.
Tras años de experiencia a nuestras espaldas, existe una manera inteligente de organizar las cenas, que es pactándolas de antemano y establecer así un menú cerrado. Adjunto tal cual el email ordinario de nuestro Maestro de Ceremonias:
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Primeros (a compartir):
- Aperitivo de la casa
- Bombón de Jabugo y Foie
- Cucharita de Mascarpone y Gorgonzola
- Zamburiñas gallegas
- Croqueta de Jabugo casera
- Tapa de Colmenillas
- Fagotti rellenos y salsa de queso
Segundo (a elegir uno):
- Lenguado relleno de marisco en salsa de carabineros
- Rape gallego a la romana o en salsa verde
- Asado de ternasco de Aragón
- Entrecot de buey a la trufa negra
Postre:
- Bombones
Vino:
- Viñas del Vero blanco
- Viñas del Vero tinto
- Cervezas y refrescos
- Agua mineral, cafés y copa
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Precio: 35€
Ni qué decir tiene que, siendo un sitio de alta categoría, la cena nos salía mucho mejor de precio que otras en las que nos hemos abandonado al capricho, y con ello, al consiguiente coscorrón monetario.
Los Cabezudos es un restaurante apacible que posee una amplia terraza en el exterior y que está muy bien llevado por su servicio. Cenamos dentro, y ya de primeras, se te sorprende en la mesa con la cubitera para los dos vinos y el obsequio del champán. Es sentarte ahí y parecer que fueras a dar una rueda de prensa; coño, con tanta copa distinta alrededor del plato...
No tengo fotos de los entrantes, en buena medida por no dar siquiera tiempo a que posaran. Exquisitos y realizados con esmero. Las zamburiñas eran para escribir un tratado sobre ellas, deliciosas. Me sirvan un puchero repleto de ellas que ya no comería nada más.
Media hora larga de desfile de entrantes, sin dar lugar a sentirte ya colmado de alimento, pero picando poco a poco y disfrutando distintos sabores, que tiene su encanto.
El anfitrión escogió lenguado :
El asado de ternasco que yo comí, sinceramente, no lo pruebas igual en muchos restaurantes :
Aún nos dio por tomar la última copa en la terraza, tras el festín. Ahí la ronda ya creo que salió por una pasta gansa, algo que sucede cuando uno no se conforma con despedir la velada con simples pacharanes...
En definitiva, que la calidad no está reñida con el bolsillo, si sabes cómo cotejarla. Anda que no hay garitos de mala saña que te podrán cobrar mucho más por menos. Y a la cronológica de "Refugios Gastronómicos" bien puedo remitirme...
Se me perdone la imagen que abre el post, pero como ya no puntuamos las cenas, sentía la necesidad de sacar los buitakofantes a relucir.
Yo propongo poner bote para regalar un curso de photoshop a Jinete del viento o mirar si hay alguno del INEM.
ResponderEliminarCoincido en las zamburiñas, me hubiese zampado un pozal, pero es lo que tiene lo de la degustación. Siempre podemos ir un día de propio a reventar el colesterometro... (ahí queda)
Pues eso que creo que junto a Llama Eterna, sales el que mejor retratado... Tu foto es de cuando fuímos a Nimes (que ya ha llovido). Nunca he usado el Photoshop, así se me permita la chapuza; soy del ACD See, que me sobra para hacer cuatro dibujos tontos para carátulas y poco más, pero ya consultaremos en el Paro... Me he olvidado en el post de reflejar lo triste que fue el postre, pero mantengo lo dicho; Chapeau ( o como sea eso), para un restaurante con tanto nivel. Y 35 € por persona no es ninguna broma en los tiempos que corren, pero dado el lugar... La próxima me toca a mí y estoy esperando alguna oferta buena de garitos en "Groupalia"... Hoy he recibido un email de mariscadas a mitad de precio en el Mono Loco, pero va a ser que no!
ResponderEliminarCon postre ya subía la cosa, y dada la política de austeridad... pero las cervezas de la llegada entraron en el menú.
ResponderEliminarEs curioso: ya hemos estado en Los Gigantes y en Los Cabezudos.
Estuvo genial la cena. Mu rico y mu güeno todo, sí señor.
ResponderEliminarPor cierto... ¿qué eran las zamburiñas? No me acuerdo.
También hemos estado en el verrugón.
Para que hagas memoria, titi:
ResponderEliminarhttp://www.pescaderiascorunesas.es/media/img/200804031510r.jpg
No funciona el link... pero ya lo he visto por otro sitio.
ResponderEliminarEs la almeja macha asesina, esa que se pesca al atardecer con pechuga de pollo empanada.