
Disponen de página web, lo que me simplifica mogollón las cosas.
Cuentan con una oferta sensacional para miércoles y jueves del 50 % de descuento en el menú de su XVI aniversario, que es el que elegímos:
El cóctel consistía en 4 chupitos de vino de los que saben a florero y 10 olivas.
Cada bandeja que se muestra es para 2 personas. El primero llevaba los burritos que aquí llaman almojabanas, las patatas a la menta y, en los platos más pequeños, la crema de garbanzos y sésamo, el yogurt con menta y pepino y los pimientos con nueces.

Lo que menos me apasionó de la bandeja fue la crema de garbanzos. El queso algo suave y discreto, el yogurt interesante, los pimientos y las patatas ricas, aunque el matiz de la menta en estos platos me cuesta cogerlo de inicio. Mezclar unas cosas con otras ayuda mucho a asimilarlo todo bien. Es un avance, hasta hace cuatro días veía la menta sólo para infusiones.
Siguiente ronda para los almendrados de espinacas, pasteles de pollo y berenjenas con miel:

Me intrigaba ver en la carta la arabización de Al-mendrado, y resulta que es de esas palabras que comienzan por Al pero que no vienen del árabe. Claro que, de no haberme llamado hoy la atención tampoco habría buscado su etimología; su orígen del griego amygdale, a su vez de amyche, que significa "cicatriz" y que se supone que era lo que veían los griegos tras la corteza verde de las almendras, muchas incisiones que formaban pequeñas grietas. Cáscatela, nunca mejor dicho. Te lo creas o no, así lo explicó en su momento Herodiano de Alejandría. Si las palabras no hubiesen evolucionado lo suficiente hoy le diríamos a alguien que está mal de la almendra y podría pensar que se le está infectando una herida que ya tenía cerrada, me quedo con eso como conclusión final.
El pastel de pollo estaba cojonudo, los almendrados de espinacas pasables, pero los fritos de berenjenas con miel no me aportaron nada. Te enterabas que llevaban berenjena si los abrías, porque aquello era una masa churrera pringada de miel que no daba lugar a distinguir más sabores. Para untar con un buen chocolate a la taza, vamos.
Tiempo para el cuscús especial de la casa:

Bebímos 2 botellas de Viñas del Vero, cambiamos los habituales carajillos por una formidable tetera de té a la menta y canela -que aquí si que estaban generosos en el tema de los hierbajos y metieron ingredientes como para preparar una ensalada- y nos despedimos con un pequeño postre:

Conclusión: de los tres garitos árabes visitados recientemente (aunque "La otra" no sea propiamente árabe, pero tiene cierta conexión y hace unos años era una tetería) me sigo quedando con Mustafá, el libanés. No tengo la referencia de cuánto nos cobraron esa vez, imagino que más caro, pero también nos gustamos y no pedimos un menú cerrado sino que nos dejamos empapuzar por todo lo que al camarero se le ocurría. Lo que es algo muy distinto.
Al Kareni está más próximo a "La otra", y no tan sólo por su cercanía.
Al final, aplicando el descuento de los menús al 50 %, teniendo en cuenta que la bebida no estaba incluída, que se pagó también la ronda previa de cervezas y que no sé si realmente nos sentaríamos sobre crótalos o rompímos cualquier otra cosa, la cuenta salió por 100 €uracos.
¿La digestión? Pues fue un puto infierno. Ni hora y media andando tras la cena sirvieron para aligerarla.