viernes, 16 de enero de 2015

Cenas buitakas. 12 meses, 11 causas.

Podría ser peor; aún no se cumple el año exacto desde mi última crónica. Con la sensación de tener casi el mismo número de excusas como de días, pero bueno, por aquí continuamos. A ver si en esta ocasión con algo más de regularidad.
Ofrecer un resumen de las cenas buitakas 2.014 se ha convertido en una ardua tarea, para qué engañarnos. Dada mi consabida facilidad para olvidarme de todos los pequeños detalles con el tiempo (y los que no son pequeños. Y aunque no pase mucho tiempo...), no me queda sino agradecer que en las propiedades de cada fotografía aparezca la fecha en la que se realizaron y poder resolver este enorme rompecabezas. Usar el Whatsapp de forma cronológica para relacionar meses con restaurantes también ayuda lo suyo, pero es un ejercicio agotador; hay que joderse, en un grupo que se crea para quedar y comentar las jornadas gastronómicas los temas más variopintos que se pueden tratar. Termina uno con un par de dedos a los que sería imposible tomarles las huellas dactilares. Ahora entiendo ciertas afirmaciones alarmistas sobre aquello de que el pulgar humano sufrirá una evolución con las nuevas tecnologías y sus pantallas táctiles, de hecho, cuando vuelva a cortarme las uñas ya no sé si usaré tijeras o tendré que bajarme alguna aplicación.
Las celebraciones de cada primer martes de mes, que en varias oportunidades fueron a finales y el día de la semana que nos dio la gana. Buitakos, ese pueblo libre y anárquico. 12 meses, 11 cenas. Porque hasta hubo una que nos la saltamos a la torera. 
Un año conflictivo. Cada vez parecía más difícil acordar el día que viniera mejor a todos, por causas mayores de toda índole: trabajo, cumpleaños, conciertos, visitas a hospitales, reuniones de vecinos...
Si, si, lo he apuntado bien, Topo Indeciso alegó una reunión de vecinos para cambiar una fecha. No tiene perdón de Mañitú. Lo de la visita a hospitales como excusa para cancelación de cena bien pudo haberse compaginado también con esa otra circunstancia...
Trataré de aportar mis vagos recuerdos de cada garito y no exprimirme la sesera en describir lo que cenamos. Poco menos que cada instantánea para mí, ahora, es como contemplar arte. ¿Qué te sugiere esta fotografía?  Memoria cubista plasmada sobre lienzos inacabados...
Era Marzo. Brazos en Alto como Maestro de Ceremonias nos descubrió este gran lugar. "La pequeña Europa":

En pleno barrio de La Magdalena. Establecimiento regentado por una moza alemana. Salchichas de todas clases y tamaños, chucrut, hamburguesas, fondue y otras delicias. Creo recordar que estaba bien de precio... El único inconveniente es su espacio tan limitado; sólo dispone de 3 ó 4 mesas y hay que reservar con antelación.
En el apartado de licores destaca por su variedad. Puedes visitar toda Europa a base de chupitos. Mención especial para el
Goldwasser de Danzig, un aguardiente alemán con virutas de oro. Nunca tuvo más significado la expresión "lingotazo". Estaba rico y disfrutabas como un enano removiendo las partículas.

Al mes siguiente tocó el "Café del Marqués". Pagaba Llama Eterna.
Lo recuerdo como uno de esos sitios que te sorprenden con su cocina porque esperabas mucho menos al entrar. Que si observas el toldo desde la calle quizá pienses que sólo ofrezcan churros hasta las 12 y torreznos y tortilla de patata después.
Pero no...
Un sitio muy "apañadico". Éste lo recuerdo algo caro, pero quizá sea una mala pasada de mi terrible memoria.
Fueron meses agitados. Yo me encontraba trabajando en Barcelona entresemana y concretar fechas para cenas era muy arriesgado. Llegué a sentirme como una propaganda de circo con mis anuncios: "Chavales, ya estoy en Zaragoza. Y puede que me quede durante 2 semanas más". En esa ocasión me decanté por el "Asadorada". Con la cena de empresa de la pasada Navidad ya es la cuarta vez que les visito y nunca defrauda. Gran cantidad de platos donde elegir y una bodega tremenda.

Veo que me va a quedar un post bastante inusual, con más platos que en un campo de tiro y escuetas descripciones. Pero bueno, todo sea por no alargarme demasiado (claro, claro...). Si al menos hubiese recopilado las facturas de cada sitio...  En 2.015 ya haré mejor los deberes.
Fue una apacible noche de domingo de Junio -para algunos, yo estaba de jodida resaca- cuando Topo Indeciso nos llevó a "La Reserva".
Mala memoria y resaca de cien pares de narices, ¿Qué esperar? Espantosa combinación. Está en la calle Cadiz, y cenamos chuletón a la piedra porque así lo demuestran las fotografías. 
Pasemos a la siguiente.
Llama Eterna nos citó en "El Allar". El garito se lo buscó Brazos en Alto porque el otro no tuvo tiempo para tal fin. Milagrosamente dispongo de dos fotos, pero desconozco totalmente qué cenamos aparte de la ensalada de ventresca, el pan con tomate y el plato de embutidos fríos. Me quiere sonar que pedí de carne presa ibérica. Pero vamos, que alguien me dice bacalao y diré bacalao...
Llegamos a recuerdos más recientes con el final del verano. "La Farándula", elección de Brazos en Alto.
Siendo tan tradicional como soy, los lugares cool, chic o fashion me horrorizan. Supongo que mantengo con ellos un sentimiento recíproco. Apréciese que uso el verbo horrorizar porque me parece de lo más píjamente oportuno, y algo así me imaginaba con éste garito pero no, a veces es malo generarse ideas preconcebidas. A todo hay que darle una oportunidad y si nos ha gustado, nada como decir después que esto o aquello era divino de la muerte...
El menú creo recordar que salía por un pico elegante, así que cogímos la opción más asequible del menú cerrado degustación de 30 euros por persona.
Es inevitable no ilustrarlo con el mensaje de whatsapp de nuestro Maestro de Ceremonias:
Aperitivo- Calabacín con queso.
Ensalada templada de pollo confitado.
Bacalao crujiente.
Entrecote "nosequé" (no he oído bien).
Postre, agua y vino.
No es uno de esos restaurantes al alcance de todos los bolsillos pero si por supuesto recomendable. Cada detalle siempre suma, y además de lo bien que cenamos merece un reconocimiento el trato de su personal, que igual te preguntan si el plato ha sido de tu gusto que se ofrecen para tomarte una foto.
La terraza para tomar luego el café es un sitio molón en un espacio tan egoístamente urbanita (no sé cómo no me dedico a la novela con semejantes dotes descriptivas).
En Octubre me tocó a mí aflojar la cartera. Y como fuímos al garito del colega Castillo pues imagino que tampoco puedo ser muy imparcial.
Aquí nació un nuevo concepto gastronómico que imperaría en las siguientes 4 cenas. La observación exacta de mis compañeros fue; "Cabrón, que cambiamos los manteles por el tapeo".
Dicho y hecho.
Opiniones para todos los gustos. El "Viva Zatapa" es un sitio para veganos, pero mucho más elaborado que los otros garitos de esta ciudad en su categoría (¿debería llamarlos del mismo ramo?). Yo que puedo aportar... Preferí esa cena a la experiencia del Baobad y su numerito del huevo frito con sabor a plastilina, o del "Raíces", que sin ser propiamente un vegetariano, me dejó la sensación de haber cenado lo que anunciaba su letrero junto a alguna que otra corteza de árbol.
Todo bien y correcto aquella noche, desde el enfoque del carnívoro acérrimo de alguien como yo, claro está. No me sentó mal la comida pero hubo a quien si. El whatsapp al día siguiente parecía una letanía pagana maldiciendo al Dios humus y a todos sus discípulos.
Noviembre. Topo Indeciso nos llevó a "La Pérgola". 
Si nos ceñimos a la poca información del bar en Internet, parece que se tratara de un sitio clandestino. Con decir que la foto de la fachada la he tenido que sacar del Street View de Google...
Garito de barrio de los de toda la vida.
Poca historia, comida correcta y camareras guapas.
La opción "tapeo" es lo que tiene.
Última cena del año a cargo de Llama Eterna. El "Artigas". Quien haya estado alguna vez en Zaragoza o habrá visto El Pilar o habrá tapeado en éste garito. Es una fórmula matemática.
Todo solera, paraíso de tapas. Únicamente hay que vigilar que no coincida el día que vayamos con algún partido importante de fútbol, porque es la Meca del aficionado garrulo. Pueden llegar a escucharse entonces unas cosas...
En fin, doy por terminado el reportaje a pinceladas del 2.014. Cuando haya sido debidamente digerido haré la crónica de Enero, que supuso la clausura de las jornadas del tapeo.
La siguiente me toca a mi. Habrá que innovar y buscar una nueva temática. Quizá restaurantes de nombre compuesto y que comiencen por J, o garitos en cuya cocina trabaje personal que sea natural de Zamora...
Algo se nos ocurrirá.